Acueducto a N.L. inviable y riesgoso
CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- El caudal del río Pánuco no logrará satisfacer la extracción de agua que pretende hacer el gobierno de Nuevo León para llevarla a la presa Cerro Prieto, y de ahí alimentar a la zona metropolitana de Monterrey, advirtieron ambientalistas e ingenieros.
Además, ayer el Congreso de San Luis Potosí y la Comisión Estatal de Agua de ese estado se sumaron a la posición de su gobernador, Ricardo Gallardo, y advirtieron que no permitirá que se entregue agua de la Huasteca.
“Nosotros ratificamos que no hay viabilidad técnica hídrica que lo garantice. Tiene que revisar los datos hidrométricos. Estoy hablando de todos los escurrimientos de los último 20 años. No es posible llevarse 15 m3 /s como lo planea el proyecto Monterrey VI. No existen 15 m3 por segundo”, dijo José Luis de León Hurtado, presidente del Consejo del Estuario del Río Pánuco.
Por esta razón, reiteró, “el proyecto Monterrey VI no es viable y causaria afectaciones a cientos de miles de personas y sus actividades económicas del sur de Tamaulipas y norte de Veracruz”.
“Es un proyecto inviable. Se tiene que revisar los escurrimientos en la actualidad, porque los datos que fueron presentados hace algunos días, son mediciones realizadas hace varios años y no corresponden con el flujo actual en 2022”.
Tampoco es viable socialmente, advierte porque los recursos extras del afluente que son aportados anualmente por escurrimientos en la cuenca superior y cada vez más escasos, son los que mantienen la actividad cañera de Pánuco y El Higo, en el norte de Veracruz. “El agua del río Pánuco ya está comprometida. No es posible que insistan a la fácil y se lleven 15 m3 por segundo”.
El cambio climático, dijo, está afectando a la región con la falta de precipitaciones: ¿de dónde van a llevarse ese caudal de aguas?
También el Colegio Mexicano de Ingenieros de Tamaulipas mostró su rechazo al proyecto.
El presidente del organismo, Rafael Benavides Osorio, aseguró que ya hay suficientes estudios que demuestran que no existen los volúmenes de agua disponibles para cumplir con lo que busca Nuevo León y satisfacer el gasto ecológico que requieren los humedales de la región.
Recordó que cuando se planteó originalmente el proyecto, 50 organizaciones sociales se pronunciaron en contra del acueducto que llevaría agua del Pánuco a Nuevo León.
Una larga historia
Desde que se dio a conocer el proyecto de construcción Monterrey VI, el cual consiste en llevar agua del río Pánuco hasta la presa Cerro Prieto de Linares, se inició una serie de cuestionamientos sobre la eficiencia de esta obra, así como el uso que se le daría al agua, luego de que incluso existe el temor de que se utilizara para la extracción de gas natural en Nuevo León.
El sur de Tamaulipas ya era visto como una opción viable para solucionar la demanda de agua de la capital regía, luego de que desde finales de los años 80, el ex gobernador de Nuevo León, Alfonso Martínez Domínguez, ya lo declaraba a la prensa.
Sin embargo, fue hasta el año 2000 cuando el gobierno de Nuevo León, empezó a ver el problema más enserio, luego de enfrentar una severa sequía que duró hasta el 2007, por lo que a través de diversas reuniones determinaron los funcionarios gubernamentales que la opción más viable para conseguir agua es la extracción de las corrientes del río Pánuco.
Ante esto a petición del Servicio de Aguas y Drenaje de Monterrey, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) le otorgó la una concesión para la extracción de agua del Pánuco.
Este acuerdo fue publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 21 de enero de 2008, donde la CONAGUA entregaba al gobierno de Nuevo León el título de asignación de un volumen de aguas nacionales de 15 mil litros por segundo, provenientes de la cuenca del Pánuco.
Esto equivale a tres veces más el agua que actualmente necesita para atender la demanda de la zona urbana de Monterrey, durante los próximos 20 años, ya que el acueducto que se pretende construir desde el Pánuco hasta Nuevo León, apenas es de una capacidad para 5 mil litros de agua por segundo.
Posteriormente se dio la aprobación de la CONAGUA para la obra, así como el apoyo del Banco Nacional de Obras (BANOBRAS), para una parte del financiamiento, la cual considera estudios de factibilidad favorable en ingeniería básica, ambiental y jurídico financiera, así como la aprobación por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), de la Manifestación de Impacto Ambiental en su modalidad regional.
Pero fue durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) dio su visto bueno a la viabilidad de la obra en áreas urbanas, mientras que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) entregó un Dictamen Arqueológico favorable.
Todo estaba listo para la realización de la obra que en tiempos de campaña de Peña Nieto, fue considerada compromiso gubernamental.
Para ese momento, BANOBRAS, a través del Fondo Nacional de Infraestructura, otorgó un apoyo económico no recuperable por 3 mil 078 de pesos.
Todo lo anterior permitió que el gobierno de Rodrigo Medina de la Cruz gestionara con la Federación la publicación en el DOF, el 13 de marzo del año pasado, la convocatoria para licitar el proyecto hídrico.
La obra más costosa
El proyecto federal-estatal consiste en la instalación de una tubería para transportar 5 mil litros de agua por segundo, a lo largo de 370 kilómetros de longitud, distancia entre la obra de toma sobre el río Pánuco-Tampaón y la presa Cerro Prieto, señaló Manuel Frías, consultor independiente en la construcción de proyectos hídricos.
“Pero además se tendrían que agregar el bombeo de esta agua de la presa Cerro Prieto a Monterrey, a lo largo de 130 kilómetros, por lo que se consideró un gasto muy alto de energía eléctrica para poder mover esa enorme cantidad de agua durante las 24:00 horas a lo largo de 500 kilómetros”.
Otro argumento que se ha sumado a la ola de críticas del proyecto es que la obra podría tener un costo más allá del económico, el ambiental.
“De ahí que por sus fundamentos económicos, técnicos y energéticos, el Acueducto Monterrey VI es una obra poco congruente, costosa, con impacto relativo para solventar la previsible escasez de agua en la zona metropolitana de Monterrey y en otras importantes ciudades y poblaciones regionales”, asegura Frías.