Ciudad Victoria.- Iniciamos el año con el deseo de que ustedes, apreciados lectores, disfruten del éxito, la amistad y la salud en esta nueva etapa que comienza. Probablemente, de la amistad, además de la salud, surgen los bienes y la fuerza para avanzar. Sea, pues, un tiempo de buenas amistades para ustedes y nosotros.
Pero la vida es lucha, como enseñan las religiones y filosofías antiguas, y vale más estar de buen ánimo para afrontarla. Enunciaremos a continuación los retos y dificultades que, a nuestro juicio, traerá el año 2022 para Tamaulipas. Van a exigirnos, seguramente, atención, inteligencia y fortaleza, pero sobre todo colaboración, ya que nuestra capacidad para resolverlos dependerá del espíritu de equipo.
ELECCIONES. Una ejecución ha arrojado la primera sombra sobre los comicios, la del empresario Sergio Carmona Angulo, ultimado en San Pedro Garza García el 22 de noviembre de 2021. Por sus negocios con figuras morenistas como Erasmo González, Olga Sosa, Américo Villarreal y Maki Ortiz, ha quedado patente la relación entre política y violencia. De igual forma, la intención del Gobierno Estatal panista de procesar a candidatos de oposición durante la jornada de 2021 ha dado una señal de juego sucio y de sospechas de persecución. Mientras, en redes sociales se libra una guerra de ataques e insultos entre grupos contrarios, incluso dentro un mismo partido, lo que empeora el clima de confrontación. Consideramos que están en curso los ingredientes para una campaña volátil; si nadie enfría los humores de los simpatizantes, si nadie suaviza las tensiones entre oficialistas y opositores, se corre el riesgo de escalar a la violencia de las elecciones de 2021 en las que asesinaron a 102 personas, entre aspirantes, candidatos, promotores y militantes. Todo se configura, asimismo, a un proceso cargado de impugnaciones y pleitos postelectorales, a desconfiar de los resultados y a generar desánimo en las autoridades responsables. Todavía no hemos llegado a ese futuro, a la campaña constitucional del 3 de abril, ni a los comicios del 5 de junio. Es posible evitar un daño social, político y hasta económico para el estado; por desgracia, nadie toma la iniciativa.
AGUA. A lo largo de 2021 la escasez del vital líquido sacudió a ciudades importantes como Victoria, Tampico, Altamira, Madero y Reynosa, pero no fueron las únicas. La causa principal se relaciona con el fenómeno del cambio climático, mezcla de sequía y altas temperaturas. En otros casos, como en la capital, los problemas de infraestructura condenaron a los habitantes a aceptar racionamientos; también, en parte, por la corrupción de gobiernos municipales panistas y priistas. Ni los tampiqueños, a pesar de su riqueza lagunaria, se salvaron del estiaje, y tuvieron que bañarse con agua salada por meses debido a que la marea era más alta que el nivel de su depósito. Y del mismo vaso, se puede decir, les tocó beber a altamirenses y maderenses. En la etapa más crítica, familias enteras hacían fila con botellones en los despachadores de agua purificada para autoabastecerse, en una escena de fin del mundo, pero hasta esta reserva se terminó por aquellos días. A los reynosenses, en tanto, les suspendían el servicio de manera intempestiva. Muy rebasados se han visto los alcaldes ante esta problemática, y 2022 podría complicarles la situación. El pronóstico del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático advierte de una sequía severa al inicio de este año a consecuencia del fenómeno conocido como “La Niña”, que combina evaporación excesiva, pocas nubes y radiación solar directa. Por tanto, urge una estrategia desde este momento: una crisis de agua unida a la campaña electoral puede ser un coctel mortal para algunos partidos.
INSEGURIDAD. “Ni en México ni en Tamaulipas existe una estrategia de seguridad para atender y resolver la inseguridad que vivimos todos los días”, reza un reporte de la organización Causa Común. No se precisan más explicaciones; sin embargo, se debe insistir en esta deuda pendiente de los gobiernos locales, especialmente el de Cabeza de Vaca, quien se burlaba de su antecesor, Egidio Torre, por callar el tema para simular “que no pasaba nada”. Pues, bien, en el del panista suceden muchas cosas; de acuerdo con Causa Común, hasta setiembre de 2021, se registraron 86 eventos catalogados como atrocidades. Esta denominación se aplica al “uso intencional de la fuerza física para causar muerte, laceración o maltrato extremo; para causar la muerte de un alto número de personas; para causar la muerte de personas vulnerables o de interés político, y/o para provocar terror”. Al cierre del año, la cifra total de delitos en el estado podría llegar a 30 mil, aunque el saldo aún no se publica. No vivimos, pues, en un Tamaulipas inofensivo y en paz, como lo retrata la propaganda estatal. En 2022, necesitamos seguridad para vivir, y no solamente conformarnos porque la suerte no salvó, un año más, de entrar a la cifra de víctimas.
DESACELERACIÓN. Hasta las autoridades del Banco de México han reconocido una inflación histórica en 2021 de 7.7 por ciento, la más alta en los últimos 20 años. Entendámoslo así: nuestro dinero vale menos. El panorama de 2022 no muestra una imagen muy diferente para Tamaulipas. Y, encima de todo, vuelven a imponer el semáforo epidemiológico rojo en las principales ciudades del estado, lo que deja un pronóstico pesimista para la actividad económica, el empleo y el consumo: todo se vendría abajo. Surgen dudas sobre la aptitud del gobierno de Cabeza de Vaca para manejar la pandemia, ya que estados vecinos, como Nuevo León y Coahuila, han administrado mejor su sistema de alerta, sus medidas sanitarias y su actividad económica, sin estrangular a esta última. Pero, estamos en temporada electoral, y cualquier mal que padezca el ciudadano surtirá efectos en la boleta del 5 de junio. ¿Se trata, acaso, de una estrategia política para ganarle al partido del gobierno federal? Es una pena, pero hasta en las cuestiones más serias, imperdonables y básicas, como el hambre y la pobreza, se entromete el interés político.