«Yo soy yo y mi circunstancia
y si no la salvó a ella
no me salvó yo»
José Ortega y Gasset
Las circunstancias políticas de Tamaulipas, del gobierno del Estado, del Partido Acción Nacional, del gobernador y de la oposición, no permitieron que fuera candidato al gobierno del Estado el hoy presidente municipal de Tampico, Jesús Nader Nasrallah.
Chucho Nader es la mejor carta del PAN, pero no para un momento en el que el gobernador «desaforado» se mantiene en el cargo explotando lagunas jurídicas y complicidades de funcionarios judiciales corruptos.
Chucho Nader sería el candidato, si el panismo tamaulipeco viviera los tiempos de una normalidad en la que sus militantes tenían el derecho de elegir, en asambleas democráticas, a quienes estarían a cargo de la dirección de los órganos partidistas y a sus candidatos a los cargos de elección popular.
El alcalde porteño sería el abanderado panista, si no fuera cierto eso de que la derecha está moralmente derrotada, una realidad decretada, vaticinada, anticipada y provocada por el presidente López Obrador.
Chucho Nader sería el candidato de los panistas, si lo que buscaban era un candidato para los panistas, y no un candidato del mazacote ideológico cobijado con el membrete de «Va por Tamaulipas» e integrado por priistas, panistas, perredistas, oportunistas y gobiernistas.
Chucho Nader sería el candidato de Acción Nacional, si lo que pretendían era ofrecer una propuesta a los tamaulipecos, una trayectoria de servicio público, una ideología, un estilo de gobernar, una forma de ver el mundo, un pensamiento y un programa, y no sólo el afán de (intentar) conservar el poder a costa de lo que sea, con la inspiración calderoniana del «haiga sido, como haiga sido»
Chucho Nader debería ser el candidato al gobierno de Tamaulipas del Partido Acción Nacional, del PAN y solo del PAN, si el partido en Tamaulipas no tuviera dueño, o si el dueño no hubiera extraviado el camino y perdido el rumbo y la vergüenza.
Chucho Nader No será el candidato porque la imposición del candidato del mazacote partidista «Va por Tamaulipas» favorece a otra persona, otros intereses, otras circunstancias.
