Por:Mauricio Fernández Díaz
Viene a plantar la bandera de la 4ta frente a CDV
Ciudad Victoria.- Para aquellos ansiosos de anuncios anticipados, hay que precisar que Morena no tiene prisa de nombrar al candidato para la elección de 2022. El partido es líder de las encuestas y no guarda ninguna incertidumbre sobre sus posibilidades de triunfo. Los que tienen prisa son el PAN y el PRI, ya que están abajo, por amplio margen, en las preferencias.
En este contexto, la visita de López Obrador a Tamaulipas, difundida de manera extraoficial, ha desatado un tsunami de interpretaciones políticas. Ha trascendido que llegará a Matamoros en enero del año entrante a inaugurar un banco del Bienestar. Sin embargo, su presencia tiene diversas implicaciones que salen del simple acto protocolario.
Su visita es una elocuente manifestación de liderazgo: viene a plantar la bandera de la Cuarta Transformación, la bandera del combate a la corrupción y la bandera de la preferencia por los más pobres, todas aquellas carencias, justamente, del gobierno de Cabeza de Vaca. Sin presagiar el futuro, podemos asegurar que muchas personas, mujeres y hombres, le darán una cálida recepción. En Tamaulipas quieren al Presidente de la república, y son frecuentes los aplausos de ciudadanos cuando recorre las calles y poblaciones de la entidad. Para demostrar lo anterior, en caso de duda, revísense los resultados de la elección de 2021, comparen la Legislatura 64 con la 65, y verifiquen qué partido gobierna al mayor número de individuos. Eso podría dar la medida del respaldo popular a López Obrador y a su partido en Tamaulipas.
Otro de los significados de la visita es su interés particular en la elección de gobernador de 2022. El tabasqueño ha jugado astutamente con las emociones del panista, quien siente sobre sí la presión de los procesos judiciales que se le abrieron. Asuntos como la revocación de mandato o las diferencias con el INE pudieran hacer creer que López Obrador ha olvidado o pospuesto las investigaciones a Cabeza de Vaca, que Tamaulipas ha salido de su foco: nada más alejado de la realidad. De ninguna otra campaña está más pendiente el titular del Poder Ejecutivo que de la local, y se apresta a darle un seguimiento puntual y continuo. Al mandatario federal le interesa la expansión de su movimiento en el norte del país después de la derrota de Clara Luz Flores en Nuevo León. Tampoco se le olvida el papel del gobernador en la Alianza Federalista que se formó para descalificar las políticas presupuestarias y de austeridad de la Cuarta Transformación. En definitiva, el Presidente tiene la oportunidad de cobrarle viejas afrentas al reynosense, y no está dispuesto a desperdiciarla.
El arrastre de López Obrador es tan vasto y creciente que otra de las implicaciones del viaje es eclipsar el falso crecimiento de la alianza PAN-PRI-PRD en Tamaulipas. Lo que a los cabecistas y compañía les cuesta dinero, movilizaciones y coacción, al Presidente le basta con su sola presencia. Nada mejor que una gira de trabajo del fundador de Movimiento de Regeneración Nacional para desmitificar la imagen ascendente de la derecha y sus socios. Recuérdese que el tabasqueño es un maestro redomado en el arte de la política, en la elección de los tiempos y de los momentos, y un homenaje de los tamaulipecos, improvisado durante su visita, desmoralizará el ímpetu de panistas, priistas y perredistas por ganar la elección del año entrante.
López Obrador viene a Tamaulipas, por lo tanto, a encender el morenismo y a dejar una advertencia a las autoridades locales: vigilaré estos comicios como a ningún otro.
Hemos dejado al final la traducción más sutil de la gira del presidente por el estado para no mezclarla con las tensiones sostenidas con el gobernador. Se trata de una de repercusión histórica y social.
López Obrador estará acompañado por Rodolfo González Valderrama durante la agenda de actividades en la entidad. De nueva cuenta interviene el valor del “momento” y el “tiempo” para entender la situación. El coordinador de programas federales ha empatado con Américo Villarreal Anaya en las preferencias como candidato de Morena a la gubernatura. Después de la gira del Presidente, donde habrá de exponer los montos de inversión federal, el número de personas beneficiadas y las metas para ampliar los apoyos a la población, ese empate, por necesidad, se va a romper. González Valderrama ha sido el estratega para aumentar la penetración de becas y subsidios a los grupos vulnerables; nada pone más contento al Presidente que el éxito de sus proyectos, y Rodolfo ha contribuido en ello. Lo menos que hará por él es reconocer públicamente su trabajo en favor de los pobres. La gente no olvidará tan fácilmente un elogio de López Obrador a un funcionario.
Todo este respaldo, acompañamiento y proyección de Rodolfo González Valderrama ocurrirá solamente a través de señales, valores entendidos y comunicación no verbal. Nadie infringirá la ley ni se quebrará la equidad de la contienda.
Estamos a unas horas del arranque de las precampañas para elegir al nuevo gobernador, y los pronósticos marcan un cambio de elevada trascendencia. Los gigantes de papel serán arrasados por las mayorías, como acaba de suceder en este año. Solo los liderazgos serios y comprometidos prevalecerán; el que tomará las riendas de Tamaulipas ya tiene nombre y apellido. Podemos asegurarle que no milita en el PAN, ni el PRI, ni el PRD.