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Habrá choque de trenes en el PAN Tamaulipas
Por:Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- El proceso interno G del PAN vivió cierto periodo de calma en el que los participantes, Chucho Nader, César Verástegui y Gerardo Peña, aceptaban las reglas del juego y estaban satisfechos. Alguien pronunció de pronto una palabra y sacudió con violencia esta quietud. Esa palabra fue “Ismael”.

“¡Otra vez!”, reaccionaron muchos. En efecto, otra vez. El gobernador ubicó nuevamente a su hermano Ismael García Cabeza de Vaca en la lista de aspirantes del PAN a un cargo público; ahora, para sucederlo en el mando.

En realidad, todos en Tamaulipas se sintieron consternados por la noticia. Cabe decir que a los panistas locales también los sorprendió desagradablemente. Ya tuvieron bastante con un García Cabeza de Vaca como para soportar a un segundo. Creyeron en Francisco, en el primer gobierno de Acción Nacional en el estado; nunca imaginaron que favorecería a una legión de foráneos, priistas y extraños; a los militantes los excluyó de los puestos de primer nivel, incluso del primer círculo. Les fue tan mal como si hubiera ganado el PRI. ¿Cómo iban a estar felices con otro gobernador de la misma descendencia, del mismo lugar origen y de los mismos intereses personales?

La sucesión comenzó a moverse en noviembre, y era improbable un salto a lo desconocido en la interna panista. Gerardo Peña Flores fue de los primeros en anunciar su intención de buscar la candidatura. Hizo algunas giras y sostuvo encuentros. Sin embargo, Gerardo es Gerardo, es decir, un perdedor incorregible de elecciones. Ha caído tres veces y solo se ha mantenido en los cargos gracias a las listas plurinominales.

Casi al mismo tiempo, Chucho Nader Nasrrallah, alcalde de Tampico, se declaró interesado en competir por la misma nominación. Aquí se contaba una historia muy distinta a la del perdedor Gerardo Peña: el tampiqueño obtenía reconocimientos en México y España como uno de los mejores presidentes municipales. Lo respaldaban los resultados en servicios públicos, limpieza y ordenamiento urbano. Pasara lo que pasara, al PAN le convenía aprovechar su imagen para posicionar al partido y ganar la confianza del electorado.

Pero quien de verdad representaba la fuerza del albiazul era César Verástegui Ostos, el ‘Truco’, secretario general de gobierno con Cabeza de Vaca. Ninguna otra figura congregaba a multitudes a su alrededor. Lo querían los campesinos, los agricultores, los estudiantes, los burócratas, los obreros y los empresarios. Como dicen, sabía usar la mano derecha cuando las circunstancias lo exigían. De todos los funcionarios estatales, era al que más lo seguía la gente en busca de ayuda, de apoyo o simplemente de atención.

En el año 2019, el ingeniero Verástegui asomó como un proyecto importante para la gubernatura. En junio de ese año, de manera anónima, circuló un corrido norteño que ensalzaba sus virtudes y lo destinaba a la silla grande de Tamaulipas. Bien cantado, con excelentes músicos, la canción se extendió rápidamente y causó entusiasmo entre sus amigos y seguidores. Pero en Palacio de Gobierno lo tomaron a mal; se supo que Francisco García Cabeza de Vaca enfureció. ¿Era una señal de ruptura o se trataba de un chisme sin fundamento? Verdad o no, a los pocos días aparecieron en la prensa opiniones que desacreditaban al Truco, casi todas en medios afines al gobernador y su grupo político. Se burlaban de la canción, de sus aspiraciones políticas y de su adelantada promoción personal, como si él fuera responsable de la composición y hubiera planeado todo para favorecerse. Lentamente, la canción desapareció de la red, y el secretario bajó de perfil. En los cinco años transcurridos de la administración, fue la única vez que se le criticaba o se le oponían.

El ingeniero tomó aquella experiencia con filosofía y esperó el momento adecuado para relanzar su proyecto, y ese momento llegó en noviembre de este año. Personas de distintas agrupaciones civiles, empresariales y juveniles formaron el colectivo Todos por Tamaulipas (TxT) para impulsar el liderazgo del Truco en todo el estado; no era una campaña política ni partidista (el PAN era ajeno al movimiento) sino una manifestación de confianza hacia una persona dedicada a servir a la gente: eso. Por su simpatía y carisma, ciudades tan lejanas entre sí, como Altamira y Nuevo Laredo, se integraron a esta corriente. Al mismo, cientos de militantes panistas, a título personal, se agregaban a las filas. Fue entonces cuando surgió la interna de Acción Nacional, y el ingeniero se convirtió en el favorito natural de las encuestas, de la militancia y de los ciudadanos.

Pero hubo uno que se apartó de la mayoría: Francisco García Cabeza de Vaca.

El gobernador ha sacado de la mediocridad a su hermano, el senador Ismael García Cabeza de Vaca, y lo ha metido en la lista de aspirantes. Como si fuera una acción concertada, el dirigente del PAN, Luis Cantú, ha celebrado la decisión. Ya tenemos aquí dos instituciones con dinero y recursos para apoyar al recién llegado. Por otro lado, miles de personas, de punta a punta del estado, arropan al ingeniero Verástegui.

Al Truco le basta con su nombre para formar a su alrededor un círculo de amigos. A Ismael no lo busca nadie si no es por su hermano o su partido.

No son pocos los que ven al gobernador decidido a imponer a su pariente en la candidatura para retener el Ejecutivo Estatal. Pero tampoco son minoría los que mandan decir que César Verástegui no cederá.

De hecho, Ismael ya recorre Victoria y Tampico para hablar de sus planes electorales. Y el Truco continúa con sus encuentros masivos. Es decir, ya están dos máquinas encarriladas en trayectorias opuestas. Una vez obligaron al ingeniero a renunciar, pero ahora no dejará la oportunidad.

El maquinista está loco o desesperado; es Francisco. Ya se avizora un choque de trenes.

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