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Afortunado; una semana en el IMSS y bien tratado

NOTICIERO…

Una semana en el hospital
Gracias al IMSS y a la revolución
No hay Dios verdadero, sólo hay verdadera fe en Dios
Por quién doblan las campanas

HECTOR MIGUEL CHAVEZ

H. Matamoros, Tam.- Una semana en la cama 350 del Hospital del Seguro Social ha sido una oportunidad para la reflexión y sobre todo, para dar gracias a Dios por esta nueva oportunidad de vivir.

Gracias a los médicos, enfermeras y personal del Seguro Social, que una vez más ponen en alto el nombre de esta institución, que es otra de las obras más grandiosas emanadas de la Revolución Mexicana.

Gracias a la Revolución, se creó el sistema social-público del que disfrutamos millones de mexicanos, y nos permite ser atendidos con eficiencia t dignidad, como un compromiso social del gobierno de la República.

Fue también gracias a la Revolución que millones de hombres y mujeres han sido educados y formados en la escuela pública, de donde egresaron la mayoría del personal del Seguro Social.

Al valorar los logros de estas instituciones, se entiende mejor el significado de los movimientos sociales que transformaron a México, como fue también el movimiento de la Guerra de Reforma, que su relevancia proyectó a Benito Juárez como Benemérito de las Américas.

Antes de los movimientos sociales, los servicios de salud de este país estaban en manos de la Iglesia y los grupos que la otorgaban a manera de caridad al pueblo que ahora la recibe como un derecho.

Hay que agradecerle entonces a la Revolución y pedir que nuestro sistema educativo dé prioridad a la enseñanza de la educación.

Esta nueva oportunidad que Dios me ha dado es un gran milagro a la verdadera fe en que todo es posible, como dice esa extraordinaria frase bíblica, que es una gran guía para la vida: No dudes, sólo cree, al que cree, todo le es posible. Por eso hay que tener fe en que todo va a estar mejor, pues nuestro bienestar depende de que nosotros creamos. Yo creo que así será.

A lo largo de la historia, diversas religiones se han disputado ser profetas del Dios verdadero, y por esa razón, inclusive, ha habido guerra, y es que se han olvidado de que lo realmente importante es creer verdaderamente en Dios, sin importar si es un Dios verdadero o no, pues Dios sólo hay uno y ese está en el corazón de cada quien, llámese como se llame. Lo único es creer verdaderamente en Dios, sin distinción de religiones ni rivalidades.

Volver al camino de la espiritualidad, educándonos para la fe es construir sociedades sanas, sustentadas en la confianza y en el amor.

El papel de las Iglesias es fundamentalmente espiritual y el papel de la política es de carácter estrictamente social.

Mezclar la política con la religión siempre ha tenido resultados funestos en las sociedades. En México tuvimos la experiencia de la guerra de los Cristeros, entre otras.

Por eso es riesgoso utilizar a la religión con la política. Hoy lo estamos viendo de manera insipiente en muchas ciudades y de manera muy abierta ocurre ya en países como Bolivia, Ecuador y Venezuela, donde están utilizando a las Iglesias para combatir a los gobiernos.

Es tiempo de reflexionar y retomar el camino, recordando la sentencia bíblica: Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.

POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS

En sus muchas obras que nos legó el escritor norteamericano Ernest Hemingway, uno de las más famosas es “Por quién doblan las campanas”, que narra su experiencia en la guerra civil española.

Antes de hacer la presentación del libro, presentó una cita de John Donne (1572-1631), que dice así:

“Ningún hombre constituye por sí mismo una isla; cada hombre es una porción del Continente, una parte de Tierra Firme; si un terrón fuese arrastrado por el mar, Europa perdería tanto como si se tratase de un Promontorio, como si la Casa Solariega de los amigos o jimagela tuya propia fuese; la muerte de cualquier hombre me disminuye, puesto que estoy implicado en la condición humana, por lo tanto, nunca busques saber por quién doblan las campanas, están doblando por ti”

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