Mujeres migrantes: con mayor presencia en el flujo migratorio y los retos ante la crisis COVID-19
En años previos a la pandemia, el incremento de mujeres en el flujo migratorio iba en aumento. Esto se debe principalmente a dos factores; en primera instancia, se han incrementado las oportunidades para que las mujeres se integren al mercado laboral en diferentes sectores de la economía y lo cual las convierte en fuertes proveedoras de remesas para sus países de origen.
Sin embargo, pese a que se ha incrementado la inserción laboral de las mujeres, aún existe un camino largo ya que éstas todavía enfrentan situaciones de discriminación, xenofobia y racismo en el país de destino. Adicional, las mujeres migrantes también deben enfrentarse a condiciones de informalidad. Por ejemplo, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se ha observado que, en México, las mujeres centroamericanas dedicadas al trabajo doméstico y agrícola enfrentan problemas de esta índole dado su situación legal en el país.
En segundo lugar, la dinámica migratoria de las últimas décadas se ha orientado a una migración que involucre el desplazamiento de familias completas y no como se solía hacer, por ejemplo, cuando en 1942 se realizó el programa bracero exclusivamente para la población masculina mexicana hacia Estados Unidos para cubrir la demanda de trabajadores en el sector agrícola.
Debido a la pandemia por COVID-19 ellas son de los grupos más vulnerables de migrantes porque el recorrido representa mayor riesgo, por ejemplo, se han incrementado las injusticias y abusos por parte de autoridades locales lo cual obstaculiza, como en el caso de México, los trámites de asilo que permitan regularizar su situación para tener acceso a servicios de salud, educación y empleo. Además de que la pandemia añade un obstáculo más; un mayor riesgo de contagio.
Otro de los retos de la política migratoria es el caso de las mujeres que solicitan asilo. El incremento de mujeres refugiadas, al igual que las migrantes, han ido aumentado en el mundo hasta ubicarse de la misma manera en la mitad de la población refugiada. Cabe mencionar que, más allá de una motivación económica para migrar a otro país, el Observatorio de Género y COVID-19 México describe que muchas de ellas han tenido que huir de su país por situaciones de violencia de género que atentan contra su integridad y las de su familia.
Los motivos para migrar son diversos, sin embargo, en el caso de las mujeres, es una situación especial que no ha sido atendida en su totalidad. Se requiere mayor atención en la política migratoria y que responda a las necesidades de cada mujer migrante o refugiada. Los riesgos que se exponen son altos y durante la pandemia han incrementado, por lo que es importante que se trabaje en empoderar para ayudar a un grupo que indiscutiblemente cuenta con el potencial y que también es parte del sostén de muchas familias y comunidades.
ONU Mujeres dice que ellas forman parte importante de este flujo migratorio, la pandemia por COVID-19 ha complicado su recorrido, esto es un reto para la formación de políticas que permitan protegerlas a lo largo de su recorrido.