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El caso Carmona y una elección vulnerable en Tamaulipas

Por Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- Sentido Común fue el primer sitio de noticias estatal que advirtió de una amenaza de violencia en la elección de gobernador de Tamaulipas. El 18 de noviembre abrimos el tema con este comentario: “(En la entidad) se destila ya una animadversión cada vez más clara entre grupos rivales, un tono más alto de agresividad. Por el momento es solo agresividad verbal, pero el siguiente paso es soltar los ataques a otro nivel.”

El enfrentamiento ha escalado a la violencia demasiado pronto contra nuestros mejores deseos. El infortunado es Sergio Carmona Angulo, ejecutado el lunes 22 en San Pedro Garza García, Nuevo León.

Más allá de conjeturas y opiniones, nadie ha demostrado que la muerte del empresario sea un asesinato político. Pero es innegable que se trata de un acontecimiento político debido a los nexos de la víctima con varias figuras de Morena y de Acción Nacional. El hombre estaba activo como impulsor o promotor de candidaturas cuando le segaron la vida de dos balazos en la cabeza.

Otra dificultad para considerarlo un asesinato político es el hecho de haber ocurrido en Nuevo León, donde el hombre tenía su residencia, aunque su lugar de origen era Reynosa. Lo balearon mientras hacía su vida normal, cuando visitaba una barbería. Las autoridades de Tamaulipas no se dieron por aludidas debido a estas circunstancias. Le tocará al gobernador Samuel García esclarecer un atentado que lleva solo la etiqueta de “homicidio”.

Pero acá, en Tamaulipas, este crimen ensombrece el ambiente político. Sergio Carmona aparece en varias fotografías al lado de Erasmo González y Olga Sosa, diputados federales de Morena, originarios del sur del estado. Empresas de Carmona también figuran en facturas de camionetas que utilizan o han utilizado funcionarios y líderes morenistas. Quienes lo juzguen por esto como militante de la Cuarta Transformación se equivocan rotundamente. El personaje también colaboró con miembros del Partido Acción Nacional, algunos de los cuales ocupan hoy cargos en la administración de Francisco García Cabeza de Vaca. Varias publicaciones periodísticas detallan esta relación, que sucedió primero en el tiempo. Tampoco se le puede adjudicar afiliación al PAN por estos vínculos. No; su colaboración no fue ideológica ni partidista. Los reportes lo señalan como un financista, un ciudadano que apoyaba económicamente a candidatos. Probablemente, nunca solicitó su registro mientras realizaba esta actividad.

Políticamente, los más afectados por el asesinato son los actuales funcionarios y servidores de Morena con los que sostuvo amistad. Un reguero de publicaciones en redes sociales acredita esta cercanía. Para efectos prácticos, era un operador de la izquierda en Tamaulipas, pues ya se había alejado del PAN. A Carmona lo señalan por traficar hidrocarburos de Estados Unidos a México; algunos le incluyen lavado de dinero. Con estos antecedentes, la campaña negra está servida para tundir al morenismo a punta de humillaciones e insultos. Este es el uso político que a la derecha le conviene para buscar la gubernatura, aunque en las puntuaciones va debajo de la 4T dos a uno.

Solo el PAN quiere interpretar políticamente la relación Carmona-Morena. Pero las amenazas son más graves que eso, y deberían preocuparnos a todos.

La primera es la presencia de asesinos en el proceso electoral. La ejecución de Sergio Carmona podrá haber sido en Nuevo León, pero su zona de influencia es Tamaulipas, y sus relaciones principales son personas de Morena.

La segunda es la vulnerabilidad. Un hombre de negocios tan próspero ha caído fulminado por dos pistoleros a pesar de la compañía de varias personas y en un lugar de “alta seguridad”, como San Pedro.

La tercera es la incertidumbre. ¿Quién puede asegurar que ahí termina la posible rivalidad de Carmona con alguien? ¿Acaso esta historia está exenta de venganza? Viene a la memoria la ejecución extrajudicial de personas en Nuevo Laredo, cometida por Policías Estatales. ¿Se encargarán de vigilar la seguridad de la elección?

La cuarta. Estamos en Tamaulipas. Huelga mayor explicación.

La quinta es la falta de compromiso del Gobierno del Estado para garantizar una campaña libre de violencia. Repasemos el saldo delictivo de la elección 2020-2021, a saber: 102 asesinatos, 48 intentos de homicidio, 47 atentados a familiares y 47 secuestros.

En todos estos delitos, los más afectados fueron los candidatos y colaboradores de Movimiento de Regeneración Nacional: 1 de cada 4 agresiones o atentados se cometieron en contra de miembros de Morena, de acuerdo con el informe de la consultora Etellekt. A nuestro parecer, este es el dato de mayor interés para la militancia en Tamaulipas.

La competencia por la gubernatura se está convirtiendo rápidamente en una lucha por el poder, una lucha encarnizada, irracional y salvaje. Como gobierno en funciones, incluso a manera de agradecimiento con la gente que le dio el triunfo hace seis años, toca el PAN dar ese ejemplo de civilidad, de romper con la aversión y las agresiones.

Solo podemos imaginar que así será, que la cordura y la prudencia salvarán a la elección de la inseguridad. Porque la evidencia es otra: odio, sangre y muerte, como en la edad de los emperadores romanos, que se eliminaban unos a otros.

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