Desbandada de taxistas
VICTORIA.- El Caminante iba muy metido en sus pensamientos conduciendo por la calle 8, cuando de pronto el clutch de su viejo Nissan Sentra se hundió bajo sus suelas y ya no se movió.
Para su buena fortuna, el taller de un buen amigo se halla a unas cuantas calles. A punta de empujones, pujidos y mucho sudor, el vago reportero pudo llegar hasta ahí y solicitar la reparación.
A partir de ese momento y por un par de días, tuvo que moverse en la ciudad a golpe de calcetín, el transporte público y plataformas como Uber y DiDi.
Tomó su celular y solicitó un viaje a su casa en una de esas plataformas (esto debido a que al comprar las refacciones necesarias literalmente se quedó con solo ‘morralla’ en el bolsillo).
Al paso de solo unos minutos el coche particular apareció frente a él, listo para ser abordado.
Apenas se estaba acomodando cuando notó que el chofer le sonreía de manera insistente.
– ¿Qué pasó mi Caminante? ¿cómo lo trata la pandemia? – dijo el chofer
– ¡Mi querido Piter! – respondió
– ¡Uy no pues ya sabes mi estimado… la crisis! – comentó Pedro
– Pues al menos hay una alternativa pa’ conseguir la papa, que no?
– La verdad que si, yo le estuve pensando mucho, pero pues no soy el primer taxista que brinca, ni creo que sea el último.
– Eso te iba a decir mi Pedro, cada vez veo más taxis en cochera y menos en las bases.
– Es que ya no es negocio, yo por ejemplo trabajaba de chofer, ni el carro ni la concesión eran mías, pero pues primero cuando entró Uber sí sentimos el fregadazo, pero aún así había chamba para todos, pero luego llegó la pandemia y ahí sí sonamos bofos.
– ¿Se quedaron sin pasajeros el año pasado verdad?
– No solo el año pasado mi periodista, la escasez de pasaje sigue todavía, porque no hay estudiantes yendo a las escuelas y universidades, mucha gente está trabajando desde casa, y aunque parece que los micros están llenos, la verdad es que sólo es así en horas pico.
Además muchos clientes que pedían taxi en la noche ya no lo hacen porque les recortaron los horarios y como salen temprano ya no se van en taxi a casa, mejor agarran micro o de plano el Uber o el DiDi.
Y si a eso le agregas que la gasolina está bien cara… pues.
– Entonces, ¿ya no conviene tener un taxi o ser propietario de una concesión? – preguntó el Caminan- te.
– La verdad no mi chavo, para el transporte es ya insostenible… les piden unidades más nuevas, y las que tienen se descomponen más seguido porque las calles de la ciudad ya de plano son intransitables, aparte que el seguro, que pagar aquí, pagar allá y aquéllos… y eso sin contar los accidentes que son el pan de cada día… nombre.
– ¿Y te conviene más andar en el Uber entonces?
– Lejos, mi buen, aquí gano de a poquito en poquito, pero constante, no como en la base de taxis… había días enteros que nomás nos la pasábamos ‘mosqueándonos’ viéndonos a la cara con los compañeros… y lo que quedaron, porque al principio hubo eso de los ‘grupos vulnerables’ y muchos taxistas viejos dejaron de chambear – relata Pedro.
– Y por eso brincaste
– Pues sí, algunos ex compañeros lo tomaron a mal… ¿te acuerdas de la bronca que hubo hace meses, del ‘operativo’ que hicieron para apañarnos? bueno pues yo anduve ahí en la punta del pedo, afuera de casa de gobierno, y pues le fueron con el chisme a los de la base de taxis, ¡uy no!… me estuvieron mandando guatsaps bien bravos… de traicionero no me bajaban, ¡hasta un vaso de avena me aventaron cuando pasé una mañana por la base!
– Ah no manches…
– Pero fíjate que el otro día quería comprar una güira y anduve buscando en el face, y se me ocurrió poner ‘taxi’ en la búsqueda y salieron un chorro de anuncios donde vendían el carro y la concesión ‘de junto’… hasta en cien mil pesos todo, imagínate cómo andará la cosa para que tantos quieran deshacerse del taxi.
– No pos entonces sí de plano hay desbandada de taxistas
– Así es mi chavo, bueno pues ya llegamos… es la primera vez que hago un viaje sin preocuparme de la trayectoria jajaja porque ya sabía llegar a tu casa – dijo el ‘ex taxista’ al Caminante al despedirse.
Por Jorge Zamora