Por: Mauricio Fernández Díaz
MAKI
Cansada de ser doctora,
Y ansiosa de estar arriba,
Maki se hizo senadora
Para pasarse de viva.
Se acomodó en la derecha
Más arcaica y elitista,
Y tan veloz como flecha
Se transformó en socialista
“Estas son las descarriadas
–gritó la Muerte, contenta–,
Que por mi mano arrasadas
Nadie extraña ni lamenta”.
CDV
Francisco robaba coches
En los suburbios de Texas,
Y en una de tantas noches
Lo pusieron tras las rejas.
Y en su deseo constante
De hacer las cosas mejor,
Pasó de ser asaltante
A señor gobernador.
“Alto –le dijo a este hombre
La Tiesa que seres mata–.
Hoy te borramos el nombre:
Pancho Cabeza de Rata”.
TRUCO
Era fuerte como un roble,
Era bueno como el pan,
Pero, también al más noble
Lo despide el capellán.
Murió el querido ingeniero,
Que no era débil ni ruco.
Y así lloraba un cañero:
“¡Por qué te llevaste al Truco!”
La Muerte la voz alzó
Para hacer aclaraciones.
“La pandemia lo mató;
Pandemia de lambiscones”.
A.V.A.
A un famoso senador
Le llegó por fin la hora.
Solo un último favor
Suplicó a la gran Señora.
“Invítame un desayuno,
Y después te seguiré.
Un favor, y solo uno,
De un pequeño tentempié”.
“No comas –dijo la Muerte–
Ni vegetales ni anfibios.
Se adivina ya con verte
Que acostumbras huevos tibios”.
MORENISTAS
Pasaba la Muerte un día
Por la sede de Morena.
Dentro del aula se oía
Un tumulto de verbena.
Acurrucada y silente,
Pensó en derribar la puerta,
Y de un golpe omnipotente
Dejar a esa plebe muerta.
Pero, al entrar al recinto
–y esto no me lo contaron–,
Depuso su mal instinto,
Porque solos se mataron.
BIENESTAR
Extrañando el Miserere
La Muerte se preguntaba:
“¿Ya la gente no se muere
Tan pronto como pasaba?”
“¿Será que algún fruto mágico
Les devolvió juventud?
Será que el sentido trágico
Ya no está en el ataúd?”
¡Guarda, insensata dama
Tus errores abismales!
Es el doctor Valderrama
Y sus programas sociales.
NADER
Chucho, al hacerse oír
Del país en cada orilla,
Dejó para el porvenir
La idea “Tampico brilla”.
Como siempre, los ladinos,
Que no aceptan lo que ven,
Reñían a los vecinos:
“¿Y para qué? ¿Para qué?”
Pero el día en que murió
Ellos, burlones otrora,
Al no frenar la emoción,
Gritaron: “¡Tampico llora!”