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El caso Carmona se calienta en la prensa de Tamaulipas

Por:Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- En las circunstancias actuales del país, basta con un homicidio para provocar inquietud en la sociedad; México atraviesa por una etapa de violencia que lo ha hecho objeto de atención en el mundo; se vive incluso un fenómeno de migración y desplazamiento por causa de la inseguridad y no por problemas de pobreza. Es el último recurso ante la ineficacia de la autoridad y la falta de garantías, pero de ninguna manera es una solución.

En medio de la desesperanza, el trabajo de la prensa, en muchas ocasiones, ha logrado tratar el tema sin victimizaciones ni juicios apresurados, y eso ha permitido llevar una relativa vida normal en los lugares en conflicto. Pero a veces sucede lo contrario: la empora y la revuelve aún más, como ha ocurrido con el asesinado de Sergio Carmona Angulo.

Pongamos por delante que la víctima, un empresario acaudalado sospechoso de traficar con hidrocarburos, proyectaba una amistad con figuras de Morena tales como el diputado federal Erasmo González Robledo, presidente de la Comisión de Presupuesto; Olga Sosa, compañera de bancada de este, y el acalde de Victoria, Eduardo Gattás. Hay suficiente evidencia de esta relación como para negarla.

La ejecución de Carmona ha conmocionado a Tamaulipas por las referencias antes expuestas, pero el lugar de origen ha sido Nuevo León: el hombre cayó fulminado a balazos en San Pedro Garza García, municipio de aquella entidad. No hay detenidos ni líneas de investigación precisas, hasta donde se sabe.

Este profuso y dilatado tema de la inseguridad ha quedado reducido por algunos medios estatales a una simple relación Carmona-Morena, en la que solo importa el incremento o la caída de aprobación de ese partido. En el peor de los casos, lo han presentado como una crisis política que afectaría a este instituto en la elección de gobernador del 2022.

Un crimen que debería ser un tema de preocupación ciudadana, de interés general, ha sido utilizado para dañar políticamente a Movimiento de Regeneración Nacional. Y aunque varias figuras morenistas parecen estar envueltas con el empresario asesinado, principalmente en el financiamiento de campañas, se quiere a fuerza vincularlos en todo y presentarlos como un grupo de la delincuencia organizada, para lo cual solo cuentan con algunas fotografías de fecha desconocida.

En realidad, los personajes de Morena pueden ser considerados como víctimas indirectas de este crimen, como daños colaterales del ataque contra el empresario. Pero la prensa, al menos cierto sector, se empecina en juzgarlos y perseguirlos antes de que las autoridades hagan las investigaciones correspondientes. Los más temerarios no han vacilado en declararlos culpables de varios delitos y están pidiendo ya renuncias, licencias y cárcel. ¿Qué responsabilidad tiene un Armando Zertuche, un Rodolfo González Valderrama o un Adrián Oseguera en todo este entramado, en negocios con hidrocarburos, en manejo de aduanas o en la vida personal de un individuo avecindado en San Pedro Garza García, Nuevo León? Nada; no hay ninguna relación de causa y efecto entre ellos y esas actividades, o entre ellos y el atentado mortal.

Estos puntos tampoco buscan exculpar de conductas ilícitas a nadie, en caso de que las hubiera. Que se indague, que se pruebe y que se castigue. Sin embargo, hasta ahora solo se han expresado juicios sumarios y un notorio sesgo político con la finalidad de mermar la credibilidad de la izquierda en Tamaulipas, la corriente ideológica que va arriba en todas las preferencias del proceso electoral que se verificará el año entrante.

En Sentido Común estamos convencidos de que el tema de fondo es el siguiente: la seguridad de la elección, la paz social y el clima de convivencia en la entidad. Si la violencia se sale de control, ¿quién tendrá deseos de salir a votar?, ¿quiénes aceptarán colaborar como funcionarios de casilla?, ¿quién podrá pensar en el mejor perfil que sucederá al actual gobernador? En última instancia, ¿quién diablos estará interesado en elecciones o en la democracia si se siente inseguro en las calles o fuera de su casa?

Hay explicaciones pendientes de parte de los morenistas alrededor del caso Carmona, pero hay una responsabilidad mayor de las autoridades municipales y estatales con la seguridad de los ciudadanos, y es por mandato de ley. El objetivo debe ser una campaña electoral con cero incidentes y ataques.

Los medios de información, también, tenemos una responsabilidad como intermediarios entre los hechos y el público. Flaco favor le hacemos a la sociedad, incluso a nosotros mismos, si desvirtuamos los hechos violentos y les damos un significado político o de rivalidad partidista, de los cuales no tenemos de qué preocuparnos.

En un ambiente ya pesado, una publicación periodística puede enfriar o recalentar los ánimos. Y en el caso de una ignición, nadie se salva: todos estamos sentados sobre el mismo barril de pólvora.

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