Por:Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Más que los otros partidos, Movimiento de Regeneración Nacional puede presumir una nómina de figuras influyentes en Tamaulipas, de políticos capaces de ganar elecciones y atraer mayorías.
Recién llegada del bando opuesto (el PAN), Maki Ortiz Domínguez lidera la zona fronteriza de la entidad. Ha sido hábil para vencer en Reynosa al grupo del gobernador y para asegurar la plaza a Carlos Peña, su hijo. Se ha ganado el respeto de dirigentes y personajes de su localidad y aún de fuera. Por su fortaleza y capacidades, quiere la candidatura al gobierno de Tamaulipas.
Morena tiene otro perfil avanzado, Américo Villarreal Anaya, actual senador de la República. El cardiólogo de Ciudad Victoria goza de cercanía con funcionarios federales de la talla de Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y el mismo presidente López Obrador. Por su imagen pública y su lealtad a la 4T, es un aspirante serio a la candidatura de 2022.
Pero el morenista de abolengo, si pudiera llamarse así, el único que ha acompañado a López Obrador desde la época de estudiante, el intelectual del grupo, es el doctor Rodolfo González Valderrama. Por sus conocimientos y visión de Estado, pocos en Tamaulipas se le asemejan. Desde el 1 de octubre es el coordinador de Programas Federales en la entidad, y por ese motivo muchos ya lo ven en la boleta electoral de gobernador.
Viene después el diputado federal Erasmo González Robledo, presidente de la Comisión de Presupuesto del Congreso de la Unión. El maderense colaboró en la estrategia ganadora de 2021 que dio al partido 9 alcaldías y la primera mayoría en la 65 Legislatura; su opinión pesa entre la militancia. Lo mismo ocurre con Armando Zertuche, cuya imagen va en ascenso desde que preside al grupo parlamentario de Morena. Otros con reputación alta en la 4T son Mario López, alcalde de Matamoros, y Adrián Oseguera, de Ciudad Madero.
Hay suficientes personalidades para influir políticamente en favor del movimiento en Tamaulipas. El problema es otro: nadie los dirige, nadie los coordina, nadie los comanda. Falta un capitán o todos son capitanes, lo que equivale a un absurdo. Ni Maki obedece a Américo, ni Américo a Rodolfo, ni Erasmo se inclina a ellos, ni los alcaldes se subordinan a este o aquel. Al interior de Morena todos se sienten al mismo nivel.
Ante esta situación, se pudiera afirmar que hay un delegado estatal a cargo de los asuntos partidistas, o que el mismo dirigente nacional, Mario Delgado, resuelve algunos temas locales en persona. Cumplen, en efecto, la función administrativa, pero desatienden la lucha por el poder, la estrategia para debilitar a su adversario, el PAN. No hay jefe al frente de este ejército.
En el bando panista, en cambio, todos están articulados para mermar la fortaleza de Morena, para acortar su espacio de influencia. Es su principal objetivo, o más bien el único, y se vuelcan a ello con celo. Diputados, alcaldes, funcionarios y líderes de Acción Nacional trabajan como engranaje de relojería en esta lucha política. Y su esfuerzo ha sido recompensado: en menos de una hora, ‘despojó’ a Morena de dos diputadas locales en el Congreso Local, el pasado 30 de septiembre. Poco después, ese mismo día, lograba un diputado más por orden del Tribunal Federal Electoral.
La única idea que el morenismo aplicó en esta lucha fue colocar una manta, a la entrada del Congreso, con la leyenda “La casa del pueblo”. También firmaron un muro para servir con lealtad a los tamaulipecos. Simbolismos, poses, no hechos.
La tibieza de Morena ha sido aprovechada por la agresividad de Acción Nacional, mejor encauzada para atacar a su rival. Pero Morena tampoco es un cordero o una criatura vulnerable en esta guerra; ya advertimos que posee figuras dominantes, personas con don de mando. Solo necesita un conductor, un cerebro que organice estas fortalezas en contra de los panistas y el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, verdadero ganador de las primeras batallas. Dicho cerebro debe regir sobre Maki, Rodolfo, Américo, Erasmo, Armando, Mario y Adrián, y sobre funcionarios y operadores del morenismo. Se llama estratega, y sin él se corre el riesgo de caer.
En este espacio dimos la voz de alerta de lo que podría venir a la diputación de Morena si relajaba la concentración (Se acerca la lucha Morena vs PAN en el Congreso Local, 27 de septiembre). Es difícil creer que se den por sorprendidos: “No fueron electos sin razón: están ahí para desmantelar el blindaje político que el PAN le confeccionó a Francisco García Cabeza de Vaca”.
“Pronto conoceremos si los candidatos de la 4T al Congreso Local estaban realmente comprometidos con los ciudadanos y el partido… o si sus promesas estaban escritas en la arena y desaparecen”.
“Si el liderazgo de la izquierda falla, se contradice o de plano cae, puede influir negativamente en la percepción y estropear el proyecto para ganar la gubernatura de Tamaulipas”.
Sin adelantarnos a los hechos, se cumplieron nuestras sospechas de que podría deshonrarse el compromiso con los votantes, como realmente ocurrió, debido a la renuncia de las diputadas de Morena que pasaron al PAN. Quedan todavía muchas batallas en esta lucha, y el bloque de la 4T puede mostrar sus armas en cualquier momento.
Hay mucho en juego, como todos saben: la gubernatura de Tamaulipas.