Microbancada PRI, el fiel de la balanza en el Congreso.
Por: Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Una de las leyes de la Física sostiene que a mayor masa, mayor fuerza de atracción. Este principio se ha verificado mediante la observación y forma parte del conocimiento universal. Así actúa la naturaleza, dicen los sabios.
Pero, en política los partidos pequeños a veces adquieren una importancia insospechada en las decisiones relevantes. Parecen ir en contra de las leyes de la Física, pues llegan a “pesar” más que los grupos de grandes proporciones. Uno de estos ejemplos es el PRI, instituto que vio rebajado su papel en el concierto nacional desde la elección de 2018.
En Tamaulipas, la decadencia del Partido Revolucionario Institucional no ha hecho sino acelerarse. En la elección de este año no ganó ningún distrito de mayoría, y solo consiguió dos diputaciones plurinominales debido a su baja votación; ambos lugares recayeron en Edgardo Melhem Salinas y Alejandra Cárdenas Castillejos. Por una ironía del destino, obtuvo un tercer legislador, Alejandro Guevara Cobos, apenas por unas horas pero, ese mismo día, mediante sentencia definitiva, se lo quitó el Tribunal Federal Electoral para dárselo al PAN. Esto demuestra que la política también esconde muchos misterios al intelecto humano.
Luego de renuncias asombrosas de algunos legisladores, porque el movimiento político sigue sus propias reglas y es impredecible, el Congreso del Estado quedó integrado por 17 diputados locales de Morena, 15 del PAN, 2 del PRI, uno de Movimiento Ciudadano y uno del PT. La bancada del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca se reforzó y quiere proteger a su jefe a toda costa, como ha demostrado con los cambios constitucionales que le conceden poder y beneficios.
Para influir en el trabajo legislativo, Morena necesita 19 votos de los 36 posibles. Solo tiene 18, los 17 suyos y uno del PT, su aliado político. Acción Nacional, por su parte, debe ir por tres para alcanzar la mayoría simple. Sabe que la 4T carece de los 24 votos, o las dos terceras partes de la 65 Legislatura, para revertir las modificaciones que aprobaron los panistas anteriores. De momento, se despreocupa de esa posibilidad. Le inquieta, más bien, que la izquierda consiga la mayoría simple para auditar al gobernador y los secretarios estatales, a los organismos que tutela y a los municipios de su partido. Por ahí lo pueden debilitar y causarle dolores de cabeza con la justicia y los ciudadanos.
Es en este punto donde tiene lugar el raro fenómeno político de las pequeñas fuerzas con peso de gigantes.
El PRI, con sus dos diputados en el Congreso Local, asoma como un actor decisivo en la balanza de las votaciones. Puede fácilmente inclinarla en favor de uno o de otro y dar la última palabra en cuestiones graves por venir, como la aprobación del presupuesto de egresos de 2022, que presentará el gobernador del estado. Al verlo ahí, minimizado, con la representación legislativa más baja de su historia, piensen que el Revolucionario Institucional tiene en sus manos el poder suficiente para cambiar el futuro de los tamaulipecos.
Para el PAN, no obstante, es casi un hecho que esos votos estarán de su lado. Contó con ese apoyo en la legislatura precedente, la número 64, y por esto logró modificar la Constitución Estatal a conveniencia de García Cabeza de Vaca. Aquellos priistas se sumaron a Acción Nacional con el consentimiento de su líder, Edgardo Melhem, es decir, actuaron de conformidad con la dirigencia tricolor. Hoy el mismo Melhem ocupa un asiento en el Congreso Local. ¿Cabe pensar que irá contra los albiazules?
NUBES EN EL CIELO PANISTA
Bajo la presidencia de Alejandro Moreno, ‘Alito’, el PRI nacional acordó una alianza electoral con el PAN y el PRD para hacer contrapeso a Morena, el partido del Presidente, en el Congreso de la Unión. Aunque ganaron menos distritos de los esperados, considerada la magnitud de los tres, lograron quitarle la mayoría calificada.Esto fascinó a los panistas por la posibilidad de repetir el experimento en 2024 y echar de Palacio Nacional a la 4T.
Pero a la hermandad le han salido grietas, y parecen cada vez más profundas.
Morena prepara una reforma constitucional para fortalecer a la CFE frente a los productores privados de electricidad. Por su tendencia empresarial, los panistas la atacan desde ahora y buscan frenarla con ayuda de sus aliados. Confían en Alito Moreno pero, esta vez, el priista no parece tan comprometido con ellos.
Como exgobernador de Campeche, Alito de ninguna manera puede decir que duerme tranquilo. Lo acosan denuncias de compra de propiedades, de grandes fortunas, de malos manejos. Es el eslabón más débil de la cadena PAN-PRI-PRD. De hecho, ha insinuado que escuchará la propuesta lopezobradorista, que la analizará, expresiones que ni siquiera han usado los panistas.
Aquí interviene de nueva cuenta la paradoja de los cuerpos pequeños con pesos grandes. Como tercera fuerza del Congreso de la Unión, con sus 13 diputados federales, el Revolucionario Institucional puede darle a Morena los votos necesarios para sacar su reforma eléctrica. En asuntos fundamentales como este, las dirigencias marcan el sentido de la votación a sus grupos parlamentarios. Y el dirigente del PRI es Alejandro Moreno.
Los panistas de Tamaulipas deberían estar pendientes de este proyecto, ya que su desenlace puede tener repercusiones en el estado, repercusiones políticas, sobre todo.
Quizás, un día de estos, Edgar Melhem reciba una llamada telefónica. Y al otro lado de la línea escuche a Alejandro Moreno.