Lástima que El Niño no fue a Kingsville.Por Oscar Díaz Salazar
Fue motivo de preocupación, de los colaboradores de Maki Ortiz que estuvieron a cargo de organizar la campaña de El Niño, las frecuentes y repentinas ausencias del candidato a la presidencia municipal, que sin mediar explicación, argumento, pretexto o asunto que lo ameritara, se retiraba de las reuniones y actos de campaña, luego de expresar en tono de fastidio: «Ya vámonos, ya me aburrí».
Cancelar eventos, re programar actividades, posponer reuniones, ofrecer disculpas, inventar excusas, suplir al candidato con otro personaje y celebrar actos sin la presencia de quién se suponía era la figura principal, la persona que el público quería ver, a todo eso tuvieron que recurrir los miembros del equipo de campaña de El Niño, para justificar su ausencia.
Y si eso ocurría durante la semana, de lunes a viernes, el asunto se ponía más complicado los fines de semana, en los que El Niño se trasladaba a la ciudad de Monterrey, o para ser más precisos a San Pedro, para distraerse de las muy «intensas» jornadas de proselitismo y para liberar el estrés. Para ese relax de fin de semana, por la difusión de un video, nos enteramos que El Niño recurría al baile, a los drinks… Y a otras actividades, o no actividades, que son tema de su vida privada.
Es costumbre que a los adolescentes de las familias pudientes de las ciudades de la frontera, los inscriban en escuelas -internados en los que se aplica la disciplina militar. Una de ellas muy famosa es la que funciona en Kingsville Texas, a donde mandan a los chamacos para que «se hagan hombres».
El Niño estudió en Estados Unidos, en las universidades que tienen fama de ser las mejores, las de más elevados niveles académicos. Pero es una lástima que no hubiera asistido a Kingsville, y que sus padres no se hubieran preocupado porque «se hiciera hombre».
Creo necesario precisar que mi comentario sobre «hacerse hombre» no tiene el propósito de dudar o de aludir a la masculinidad de El Niño y mucho menos a sus preferencias sexuales. Agrego que aún si esa fuera mi intención, El Niño no tendría porqué sentirse ofendido, si es que en realidad comparte la ideología y los valores de la izquierda, que se supone no alberga prejuicios ni es discriminatoria por temas de preferencias.
Digo que es una lástima que El Niño no hubiera recibido instrucción militar, porque no le enseñaron eso de cumplir con los compromisos contraídos, aún cuando no sean de tu interés; con los soldados hubiera disciplinado la voluntad para atender sus obligaciones, aunque le produzcan desagrado; con los militares hubiera entendido de jerarquías y de respeto a los demás; en la escuela militar le hubieran enseñado a distinguir cuando debe ordenar, cuando obedecer y cuando conciliar.
Es una pena que El Niño no hubiera ido a Kingsville para «hacerse hombre». Es una pena que en el El Niño dominen las prácticas que los críticos poco informados le adjudican a las escuelas Montessori y que consisten en dedicarse al juego y hacer exactamente lo que les viene en gana.
Para demostrar que El Niño se comporta igual ahora que es presidente municipal, les dire que ya faltó a una sesión de Cabildo, cuando no ha transcurrido ni un mes en esa responsabilidad.
25 de octubre de 2021