La Comuna
La dura competencia de Maky Ortiz
José Ángel Solorio Martínez
En la historia de Tamaulipas, no hay mujer más exitosa en la política y la administración pública, que Maky Ortiz Dominguez. Ha sido de todo: regidora, senadora, diputada federal, alcaldesa y sub secretaria de estado. Tiene tanta habilidad como ambición; posee, tanta destreza, como instinto. Su más reciente hazaña, fue aprovechar la coyuntura de encuentros crispados entre el Ejecutivo federal y el Ejecutivo estatal, para colgarse del lopezobradorismo y heredar a su hijo Carlos Peña Ortiz, la alcaldía de la ciudad más poblada del estado: Reynosa.
Dejó sentado a su vástago en su silla y salió en búsqueda de otro desafío: ser candidata de MORENA a la gubernatura -aunque no le haría al feo a otro partido-.
Su narrativa, es la que le ha funcionado toda su vida: ser mujer y centrar su proyecto en un halo de victimización.
Se ve cuesta arriba su nuevo anhelo.
Por varias razones.
Las más obvias:
1.- Sale muy tarde fuera de su ínsula a hacer política. Circunscribir su tarea a su municipio, la encapsuló e impidió hacer pactos con los grupos de poder de la región -políticos, económicos y sociales-; doce semanas que restan a la pugna interna morenista por la candidatura, es muy poco tiempo para ella, que gobernó aisladamente.
2.- En Reynosa, ha perdido potencia su corriente política. Y fuera de la ciudad, es conocida más por sus trapacerías y abusos con el presupuesto que por sus virtudes para ejercer un gobierno municipal, o por sus prendas morales. De otra forma: lo poco que se le conoce en los restantes 42 municipios, es por los negativos que arrastra.
3.- No está registrada en MORENA como militante. Esto la deja aislada ante una militancia que cada día exige más y más protagonismo en la postulación de candidatos guindos.
4.- Su táctica pro-feminista para ganar adeptos, cae en un oscuro escenario local -su hijo, no respetó la equidad de género en los cargos del Ayuntamiento- y en el paisaje estatal, las mujeres morenistas, han dejado mucho que desear con sus conductas de felonía más que censurables: la renuncia-traición de dos diputadas guindas para irse al PAN.
5.- El muy sensato augurio, de que su hijo Carlos Peña Ortiz, como alcalde no daría el ancho.
6.- Los problemas penales -todos de tipo patrimonial- que deberá responder en las próximas horas ante la Procuraduría local.
Mañana, viernes 8 de octubre, invitará a almorzar a los periodistas de ciudad Victoria, como parte de su gira proselitista.
Es de esperarse: machacará que su condición de dama, la convertirá en gobernadora.
Difícil reto: hay más de un millón de mujeres tamaulipecas, con las que está compitiendo…