Acción Nacional le queda chico a César Verástegui
Ciudad Victoria.- La crisis de credibilidad que ha caído sobre Acción Nacional ha alcanzado a Tamaulipas, y sus efectos pueden verificarse en las tendencias electorales. Los tamaulipecos votan cada vez menos por el PAN. De obtener el 50.1 por ciento en 2016, bajó a 35.8 por ciento en los comicios de este año.
De seguir así, perderá el gobierno estatal en 2022.
Hoy, falto de poder de convocatoria y arrastre popular, sin aprobación ni alianzas, ha de buscar al candidato que despierte otra vez el entusiasmo en los ciudadanos. Sinceramente, ni con potentes telescopios se le puede encontrar. El desprestigio del panismo ha pasado ya factura en estas tierras.
En el caso de Acción Nacional, la gente votará más por el personaje que por la marca. Se ha invertido esta vez el efecto de estos elementos en las preferencias.
De las figuras con posibilidades de competir, de intentar salvar el honor, sobresalen únicamente dos: César Verástegui Ostos y Jesús Nader Nasrrallah. Al principio de la administración estatal, se promovió con insistencia a Ismael García Cabeza de Vaca, pero hoy sus mismos publicistas lo mantienen oculto y ni su nombre pronuncian. En tanto, Chucho Nader, alcalde de Tampico, ha ganado respeto y admiración por su trabajo en el gobierno municipal, y sería un representante digno en la elección estatal. Le hace falta, quizás, una mayor difusión y contactos en todas las regiones de Tamaulipas para posicionarse mejor.
Solo César Verástegui Ostos, secretario general de gobierno, tiene lo necesario para luchar en la elección de gobernador de 2022. Conocimientos, experiencia, estructura, carisma, el Truco, como lo llaman, carga sobre sus hombros al panismo estatal desde hace años. Si al principio dependía de las siglas albiazules para crecer, ahora el PAN depende de él para sobrevivir. Ha sido hábil para conseguir lealtades entre la gente y el apoyo de otros partidos políticos. El ingeniero Verástegui es bienvenido en todas las ciudades, ejidos y rancherías que visita por esa virtud de cumplir su palabra y ayudar a quien se lo solicite.
No obstante, el camino se le presenta muy difícil en el 2022. Las mayorías se han volcado a Morena y le han concedido gobernar nueve ciudades y ser la primera fuerza en el Congreso del Estado. La bandera de este movimiento, la lucha contra la corrupción, ha calado hondo en el electorado, se acepta y se proclama. Así, todos los sondeos apuntan a una victoria de la Cuarta Transformación en Tamaulipas, algunos por una diferencia rotunda de dos a uno. Otra ventaja son sus cuadros políticos para ir a campaña, el más fuerte de los cuales es Rodolfo González Valderrama, hombre culto y recién designado coordinador de Programas Federales en el estado. Fuera de Morena, quienquiera que vaya a la carrera electoral deberá salir del segundo y tercer casillero, y con un considerable atraso con respecto al líder.
Si el ingeniero Verástegui se postulara por otro partido, si lo abrigara otro instituto sin lastres ni derrotas, seguro que aumentaría sus posibilidades. Pero le ha tocado ‘bailar con la más fea’. Acción Nacional, en verdad, le queda chico.
¿Y cómo podría estar a su altura un partido manejado por el más verde, inmaduro y novato de los políticos actuales, Luis Cantú Galván, apodado “El Cachorro”? Arrepentidos viven los panistas desde la salida de Francisco ‘Kiko’ Elizondo, último presidente del PAN con pasta de líder. Con Cantú Galván ha sido fracaso tras fracaso. De tener 21 distritos de mayoría en 2019, apenas ganó 6 en este año. El partido, además, mostró inseguridad y torpeza al postular a miembros del PRI y MC en candidaturas claves. Dio también señales de incapacidad política que lo aislaron de operadores y líderes sociales; rompió el diálogo con militantes de larga trayectoria y valía. Entonces, juntar al ingeniero con el “Cachorro” es como unir una locomotora con una carreta de mulas. No hay dos políticos más dispares y opuestos en el estado.
Encima de todo, el ingeniero debe colaborar con personajes que proceden del peor gobierno estatal, el de Eugenio Hernández y su gabinete. Nuestros colegas mencionan a Karla Cabrera como uno de los enlaces de prensa, pero también incluyen a los amigos de esta, cada uno de los cuales puede identificarse en las publicaciones de ella en redes sociales. Lamentamos que un hombre del talento de Verástegui se vea forzado a andar con personas sin brillo, reputación ni influencia. De Karla se sabía incluso que trabajaba en secreto para “El Guasón”, Héctor Garza, también aspirante de Morena a la gubernatura, aunque el más rezagado. Ella encabeza a un grupo de informadores que apoyó las campañas de Baltazar Hinojosa por la gubernatura, de Óscar Almaraz por la reelección, y de Pilar Gómez Leal para la alcaldía de Victoria, y en todas ocurrió lo mismo: la derrota.
César Verástegui Ostos es un político tamaulipeco que cualquier partido quisiera tener en sus filas. Es el panista más respetado por los institutos políticos y por líderes civiles y empresariales del estado. Nada le falta para lograr una carrera exitosa. Su problema, por desgracia, son las personas que lo rodean y la flaca ayuda que recibe del PAN.
Una campaña a tontas y a locas está en camino de promover al ingeniero. Lo bueno que salga de ésta, se deberá enteramente a las fortalezas de él, y no a la intervención de los oportunistas.