De Nuevo Laredo para el mundo
Una historia familiar de lucha y de gran conexión con los fenómenos migratorios es la de Elizabeth García, neolaredense que desde muy joven salió de la ciudad para vivir diversas experiencias por el mundo.
Una historia familiar de lucha y de gran conexión con los fenómenos migratorios es la de Elizabeth García, neolaredense que desde muy joven salió de la ciudad para vivir diversas experiencias por el mundo.
Todo esto la ha llevado a cumplir una de sus misiones en la vida: ayudar a otras personas, primero trabajando desde la sección consular de la Embajada de México en Washington, DC, donde tuvo la oportunidad de brindar apoyo a muchos connacionales y más recientemente laborando para una de las organizaciones de ayuda humanitaria más importantes del mundo, gracias a esta ONG, regresó a su país de origen.
UNA HISTORIA DE LUCHA Y COMPROMISO
Gracias al trabajo de su padre, la familia de Elizabeth logró migrar de forma legal a Estados Unidos cuando era niña, pero no siempre fue así, su historia de vida surge justo cuando sus padres buscaban el sueño americano en su paso por esta frontera, por lo que fueron deportados en más de una ocasión.
Incluso estuvo a punto de nacer en Laredo, Texas, pues en 1992 sus padres estaban en el lado norteamericano, pero la vida decidió que también fuera mexicana.
La historia de lucha de sus padres es lo que ha inspirado a la joven neolaredense para salir adelante con sus sueños y en el camino ayudar a otros. De 2014 a 2020 se desempeñó como oficial consular, siendo un gran paso en su trayectoria pues tuvo la oportunidad de ayudar a muchos mexicanos migrantes en Washington, DC.
“Puede sonar a cliché, pero la mayor satisfacción para mí siempre fue un ‘gracias’. En el momento en que una persona se sentaba enfrente de mí y me explicaba toda su situación, todo lo que habían pasado cruzando desiertos, pasando hambres, pasando acosos y que, llegaran a mí para poder tramitar un documento de identidad, poder ingresar a sus hijos en la escuela, es algo que me deja muy satisfecha, pues es de gran importancia en sus vidas”, expresó García.
“Siento que hay muchas personas que aún no son conscientes de las dificultades y no se ponen en los zapatos de los demás”, agregó.
Comenta que gracias a ese trabajo tuvo la oportunidad de encontrar algunas de sus grandes pasiones, por un lado, poder ayudar a la gente y por el otro, viajar. “Gracias al trabajo en el consulado conocí toda una diversidad cultural más a fondo, fue entonces que me decidí a viajar, es muy bonito adentrarse a otras culturas, conocer gente de otros lugares, aprender palabras nuevas; incluso llevé a mi mamá a Machu Pichu, algo que para ella era un sueño”, compartió la joven, quien actualmente también es estudiante de la licenciatura de Ciencia Política y Administración Pública.
Entre los lugares a los que ha podido viajar se encuentran Turquía, Egipto, Francia, Italia, Bélgica, España (Barcelona), Suiza y Grecia, además de diferentes lugares de Estados Unidos.
LA IMPORTANCIA DE SUS RAÍCES
Si bien Eli, como la llaman con cariño, podía continuar laborando en Estados Unidos, recientemente se sintió retada a buscar nuevos caminos y después de más de 40 aplicaciones en diferentes lugares del mundo, el destino la regresó a México para encontrarse además con otro de sus grandes sueños: trabajar para una ONG internacional.
“Encontré todo lo que yo quería, todo lo que yo aspiraba y mejor aún, en una organización que se encarga de ayudar a personas refugiadas”, comentó sobre el trabajo que comenzó a realizar este año.
Ubicada en el sur del país, las oficinas donde labora actualmente tienen un lugar estratégico dentro de la frontera sur, y nuevamente el tema migratorio toma relevancia para Elizabeth, quien ahora colabora para buscar una nueva oportunidad de vida para personas que llegan a México desde otro país.
“Mi labor es apoyar a las personas a integrarse en México, se les asesora y guía para integrarse en el país, para conseguir una vivienda estable, un trabajo estable e integrarlos en los sistemas que se ofrecen, como la inserción laboral, educativa y de salud, además de culturales y deportes”, explicó.
Algo que es muy claro para la neolaredense, no solo por su camino de vida, sino también por la experiencia que hasta el momento ha ganado trabajando para esta ONG y los principios que proyecta, es la importancia de fomentar en todas las sociedades la integración, la tolerancia y la lucha contra la xenofobia en cualquier territorio.
“Lo viví desde chiquita, lo viví en el trabajo anterior y ahora lo estoy viviendo, pero en otros países, antes era muy apegado a mis raíces como mexicana, ayudando a mis connacionales en el extranjero, y ahora esa tenderle la mano a personas que no son de mi país pero que no dejan de ser también personas que sienten, que respiran, que están hechas de las mismas cosas que todos”.
“Para mí es muy importante no dividir, que no existan estas fronteras que la sociedad nos ha inculcado, entiendo que existen para algo, pero no dejamos de ser personas, no importa nuestra raza, nuestro color, nuestra orientación sexual, somos personas y tenemos el derecho a solicitar el refugio” recalcó la joven neolaredense.
ORGULLOSAMENTE NORTEÑA
Para Eli Nuevo Laredo es su raíz, ya que vivió aquí los primeros 8 años de su vida, para después volver a vivir durante ciertas temporadas en este puerto fronterizo.
Y aunque tiene ya varios años sin vivir de forma permanente en la ciudad y sus familiares también se han ido a otras partes, la raíz que la conecta a la casa que la vio nacer es su infancia, lo cual la llena de profundo orgullo.
“Yo soy feliz y orgullosa de ser de Nuevo Laredo, me encanta nombrarme con la palabra ´norteña´, a donde quiera que voy hablo de carne asada y de donde nací porque significa mucho para mí venir de esta cultura tan peculiar”.
Reconoce que haber nacido en una frontera, mientras sus propios padres lidiaban con una historia similar a la que pasan muchas familias alrededor del mundo en busca de mejores oportunidades, marcó su identidad y le inspiran a salir adelante para ayudar a otros.
“Tengo muchos recuerdos de niña en Nuevo Laredo, principalmente en la escuela que me encantaba”. Entre las cosas que sueña para el futuro es pertenecer algún día a ONU Mujeres, aunque sabe que es un camino que todavía tiene que labrar.
“Mi sueño es formar parte de ONU Mujeres; me falta más experiencia académica, más experiencia en oficina, pero esa sería mi meta, encontrar siempre un lugar en el que pueda ayudar a los demás”
Algo importante a destacar en la historia de Elizabeth es que por dificultades que se presentaron en su camino ha tenido muchos retos a los que enfrentarse durante su educación, pero eso no la ha hecho desistir en el camino de seguir preparándose .
“Las cosas no caen solas del cielo, es algo que he platicado mucho con mis sobrinos en general y todo lo que uno hace es con el esfuerzo de uno solamente, las decisiones que uno toma, todo tiene consecuencias”, dijo, apuntando que también quiere estudiar una maestría y un doctorado.
La joven expresa que viajar y poder conocer diferentes lugares del mundo también le han dado cierta perspectiva e invita a todas las personas a vivir la misma experiencia si esa es su inquietud.
“Me gustaría dar el mensaje a las personas que tienen esa espinita de viajar, de explorar, que lo hagan, que no se queden con las ganas. No hay mejor manera de conocerte a ti misma, que viajar y hacerlo solo o sola, te conoces demasiado a ti y exploras tanto de una cultura que se vuelve una experiencia única”.