Política

Ulibarri, bajo el microscopio del Congreso de mayoría guinda

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José Ángel Solorio Martínez

Buena parte de los panistas, son transparentes, francos, y hasta honestos, cuando están fuera del poder. Una vez que se encaraman en los sitios de autoridad, sufren una metamorfosis para mal. La ciudadanía, los desconoce, cuando en la vida de militantes y de candidatos, les tendieron su mano franca. Caso emblemático es el del alcalde Xicoténcatl González Uresti, que gobernó por dos años ciudad Victoria, Tamaulipas.


Cuando andaba a pie, en campaña, era una perita en dulce.
Como alcalde, resultó un fiasco y uno de los jefes edilicios que con mayores alegrías malversó el presupuesto municipal.


No es una exageración, decir que ha sido uno de los peores alcaldes en toda la historia de la entidad.
Gobernó tan mal, que hasta sus correligionarios le aconsejaron -lo obligaron dicen- a renunciar a su cargo y a meter como sustituta a una alcaldesa que, ¡resultó peor!


El PAN tamaulipeco, parece tener un catálogo especial de pésimos Presidentes municipales.
Río Bravo, es otro ejemplo de ese tipo de políticos que llevan diciendo servir, pero que realmente arriban a la autoridad para servirse. Carlos Ulibarri, como candidato fue formidable: escuchaba, atendía, respetaba e interactuaba con los ciudadanos.


Llegó y se convirtió en un pequeño dictadorcillo: mandó golpear periodistas, cerró las puertas de su oficina a los más necesitados; hizo lo que le vino en gana con el presupuesto y lanzó a sus agentes de tránsito a cazar automovilistas con toda la intención recaudatoria. El resultado: el pueblo está destrozado, aniquilado y devastado.


Parte de las causas por las que perdió el PAN -el partido de Ulibarri- en territorio riobravense, es el mal gobierno que ejecutó él.
Le ganó el lopezobradorista Calabazo Villegas a su candidato, Miguel Almaráz.
Ese, es el asunto hoy.


Ulibarri, se niega a recibir al equipo de transición del alcalde morenista Calabazo. Se infiere: no quiere entregar el poder para postergar el descubrimiento de todas sus trapacerías en la alcaldía.
Por más oficios, que el alcalde electo ha enviado a Ulibarri, nomás no reacciona.


Una razón, es la más definitiva para esa actitud: el Ayuntamiento riobravense, debe ¡nueve millones a la CFE por concepto del uso de ese servicio!
Otro elemento que está retrasando el proceso de entrega-recepción, es el parque vehicular municipal: decenas de vehículos no aparecen; otros están comisionados a familiares de funcionarios del Ayuntamiento y otros pagan rentas exhorbitantes.
Y así: existen más de media docena de rubros en donde el dinero público fue escamoteado.


En el área de Prensa, ni se diga: portales informativos con millonarios convenios, y pagos injustificados a amigos y familiares de funcionarios.
En suma: andan bailando más de 150 millones de pesos que no pueden documentar los contadores.
Sectores jurídicos del nuevo alcalde, ya estructuran una denuncia ante el Congreso local -el último día de agosto, llega la mayoría morenista- para que se ejecute lo que la Ley ordene en esos casos.


Al parecer, el alcalde riobravense no correrá la misma suerte que el edil victorense Xico quien fue exonerado por la mayoría ostentada por diputados panistas que en breve dejarán de serlo.


Si la mayoría congresal de MORENA, viene en serio a enraizar la IV T en Tamaulipas, Ulibarri podría ser el primer ex alcalde encarcelado por la ola guinda.
Río Bravo, siempre haciendo historia.

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