Por Oscar Díaz Salazar
Es evidente que no existe coordinación entre las diferentes oficinas del gobierno federal y un ejemplo de esta falta de comunicación la tenemos en el caso del General Audomaro Martínez Zapata, Director de Centro de Inteligencia Nacional, que no tuvo acceso, o no dio crédito, o poco le importaron los expedientes de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaria de Hacienda, a cargo del abogado Santiago Nieto, en los que se reseña con mucho detalle los malos manejos que ha tenido el gobierno de Tamaulipas con empresas y/o instituciones a las que recientemente se vinculó el hijo del Jefe del CIN o CISEN como se llamaba antes.
Pero esa falta de comunicación entre dependencias es peccata minuta, es lo de menos, comparado con lo que representa que el hijo del militar más cercano al presidente, que además es jefe de los servicios de inteligencia, establezca relaciones de negocios con el enemigo público número uno del presidente (Cabeza de Vaca) y que además lo haga en un negocio que actualmente es parte de una investigación por malos manejos.
Los que han estudiado la trayectoria político, laboral, administrativa y delincuencial del señor Francisco N, saben que uno de sus trucos para salirse con la suya, para no tener problemas con la ley, es precisamente invitar a los negocios que realiza a personajes cercanos, a veces prestanombres o familiares, de las autoridades que pueden o deben vigilar que no se lleven a cabo estos negocios “turbios”.
Esa fórmula la observamos claramente en la invitación a los “bisnes” que hizo Francisco N, (y le fue aceptada), al Junior del militar Audomaro Martínez, hombre de todas las confianzas del presidente y poder tras el trono en la SEDENA y en la Secretaria de Marina.
Lo menos que se me ocurre comentar es la vieja recomendación que señala “No hagan cosas buenas que parecen malas”. Creo que los tamaulipecos merecemos una explicación sobre este tema o que de plano nos digan que ya se arreglaron con Francisco N y que le dieron una sopa de su propio chocolate al amenazar y fingir que le iban a aplicar la ley, con el propósito real de obligarlo a compartir el botín.
¿O de que se trata?
