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RGV, imparable.

Se pone Rodolfo González a un tris de la candidatura
Por :Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- Mientras otros aspirantes se aferraban a la mano del Presidente de la república, Rodolfo González Valderrama se dedicó a trabajar de ciudad en ciudad, con disciplina, a nivel de calle, y hoy está a un paso de la candidatura de Morena al gobierno de Tamaulipas.

Gracias a fuentes confiables, estamos en condición de asegurar lo siguiente: González Valderrama se convertirá en el nuevo delegado de Programas Federales en el estado. Técnicamente, coordinará el reparto de recursos a la población objetivo. Políticamente, tendrá todo el poder económico y moral para afianzar su candidatura. Los recursos, el padrón, el contacto con ciudadanos, la relación con operadores y autoridades, todo quedará en sus manos. Es, sin sombra de duda, el hombre fuerte para 2022.

A estas alturas, ya no tienen nada qué hacer Américo Villarreal, Maki Ortiz, Héctor Garza ‘El Guasón’ o Alejandro Rojas por la nominación del partido. Hay un lenguaje en política que contiene mensajes estratégicos para ciertos destinatarios. Este es uno de ellos, y significa lo siguiente: ‘Sal de tu círculo privado, que todos te vean y te reconozcan’. Hace poco, el doctor Villarreal aprovechó este lenguaje para autonombrarse favorito en su informe como senador, y se puede decir que le funcionó unos días. Sin embargo, con la designación de González Valderrama, lo de Américo se ha apagado. De Maki y el resto, que de por sí venían atrás, se les acabó el aire.

No se puede tapar el sol con un dedo, dice la sabiduría popular: Américo, ‘El Guasón’, Maki y Alejandro esperaban un favor. Don Rodolfo, en cambio, se ha ganado la distinción a fuerza de resultados.

Sociólogo, con estudios de doctorado, el director de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) es el perfil más fuerte de Movimiento de Regeneración Nacional para ganar la elección de gobernador en 2022. Ha militado siempre en la izquierda y buscado un cambio que mejore las condiciones sociales del país. Mientras cursaba la carrera en la UNAM, coincidió con Andrés Manuel López Obrador, y desde entonces se hicieron cercanos, compartieron luchas y mantuvieron la comunicación. A finales de los noventas, González Valderrama apoyó a Ricardo Monreal en su campaña a la gubernatura de Zacatecas por el PRD, que ganó en 1998. En atención a su capacidad, fue nombrado representante de ese estado en la Ciudad de México.

En 2018, asumió la jefatura de la delegación Cuauhtémoc en la capital del país, cargo que dejó vacante Monreal para integrarse al equipo del tabasqueño.

De todos sus puestos, el que más lo unió con Andrés Manuel López Obrador y su proyecto político fue el de responsable de la campaña presidencial en Tamaulipas. Acción Nacional aún estaba fuerte, y el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca financiaba las aspiraciones al senado de Ismael García Cabeza de Vaca, su hermano. Al final, la cargada panista no pudo contener la avalancha morenista encabezada por el doctor González Valderrama y sus operadores, y Morena ganó la presidencia y la senaduría en el estado.

Por ser un hombre discreto, don Rodolfo jamás ha hecho alarde de su cercanía con el Presidente ni de su trabajo exitoso con el partido. Pero los hechos hablan. Este silencio confundió a sus competidores a la candidatura, y les hizo creer que estaba alejado de la cúpula del gobierno federal, que sus posibilidades eran escasas. Su llegada a la coordinación de Programas Federales, que ya se da por hecho, los sacudió como una descarga eléctrica. Torpemente, la noche del jueves publicaron memes para desacreditar el nombramiento y lo llamaron ‘fake news’. Este berrinche es otro mensaje en el lenguaje cifrado de la política: Rodolfo es el favorito, y estoy inconforme.

Ahora, en su delirio de poder, como malos perdedores, han dejado correr la narrativa de que este movimiento beneficiará en realidad a Américo Villarreal porque, supuestamente, González Valderrama lo apoyará desde la coordinación federal. Si continúan con esas actitudes divisionistas, con esa lucha interna y fuego amigo, solo provocarán el disgusto de Andrés Manuel López Obrador y lo obligarán a tomar correctivos enérgicos. El Presidente no se lleva la mano al corazón cuando se molesta: pregúntenle a Gabriel García Hernández, a quien separaron de la Coordinación Nacional de Programas Integrales (programas sociales) sin previo aviso y sin derecho de audiencia con el primer mandatario.

Los ojos de la clase política estarán puestos en Américo, Maki, Héctor y Alejandro, incluso en Adrián Oseguera, uno de los últimos aspirantes en la carrera. El movimiento del grupo que respalda a Rodolfo González Valderrama está hecho; casi es jaque mate. ¿Presionarán aquellos al delegado de Morena, a Mario Delgado como presidente del partido o al Comité Ejecutivo Nacional para solicitar certeza, para exigir imparcialidad o para transparentar el método de encuestas? Hay que esperar de ellos una reacción que les devuelva las posibilidades y se reposicionen. Sinceramente, no se ve por dónde.

Sin exaltarse, sin triunfalismos, González Valderrama sabe que ha tomado la delantera en ese proceso. No lo arredra el método de las encuestas, a pesar de los grupos manejados por Maki Ortiz y Américo Villarreal. Además, conoce a fondo los estatutos del partido, ya que participó en su fundación. Sabe que Morena avala también la elección por convención, es decir, una virtual nominación de unidad, como ocurrió en Sonora y Campeche.

Y es el único que tiene amistad con el Presidente desde sus años de estudiante.

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