En NLD, carecen de todo en colonias alejadas
Un segundo Nuevo Laredo con otra realidad marcada por la pobreza extrema, existe al poniente de la ciudad.
Un ejemplo es la colonia Primero de Enero, ubicada entre la Voluntad y Trabajo III y Los Olivos, donde la diferencia es notoria: calles pavimentadas viviendas de concreto, mientras que en ésta -sólo seis cuadras a la redonda- la mayoría de las casas son hechizas, con pisos de tierra y techos de lámina.
Los habitantes de la colonia Primero de Enero padecen el olvido de las autoridades pues la falta de voluntad política los ha mantenido como un asentamiento irregular y que incluso no aparezca en el mapa de la ciudad.
En la periferia de Nuevo Laredo hay al menos mil 443 viviendas en calidad de pobreza extrema, con piso de tierra y carentes de servicios básicos, esto de acuerdo con el último censo realizado por el Inegi en el 2020, que señala también que cerca de 3 mil 369 hogares no cuentan con agua entubada y 4 mil 91 no tienen refrigerador.
Este segmento de la población a menudo es más vulnerable a los embates de las condiciones climatológicas adversas, como la helada del 15 de febrero o la tromba del 17 de mayo, pues las viviendas ofrecieron poca resistencia a esos fenómenos, afectándolos con mayor intensidad que el resto de los neolaredenses.
Tal es el caso de la familia de Lourdes, quien vive en la colonia Primero de Enero y al igual que otros vecinos sus casas quedaron sin techos, algunas otras sin paredes, teniendo pérdidas materiales cuantiosas.
Estas familias, no sólo viven en la pobreza sino que además han sido engañadas por el Ayuntamiento quien les prometió una ayuda que llegó a medias.
“Nos apuntaron en unas listas, nos dijeron que nos iban a ayudar con láminas, madera y barrotes, a mi me dijeron que me darían un vale para 15 láminas, de las cuales nos dieron 5, luego nos llegó un vale para cuatro triplays y 8 barrotes, es todo.
Ya no volvieron. Hay familias como mi hermana que de lo que se les voló rescataron algunas maderas y reconstruyeron su hogar, pero realmente nos sentimos olvidados por las autoridades”, expresó Doña Lulú.
De igual manera, tener pisos de tierra, con frecuencia deriva en una mayor incidencia de problemas respiratorios y otros padecimientos.
Además del riesgo ante los fenómenos naturales, que si bien Nuevo Laredo no presenta en gran magnitud, este año han sorprendido a las familias, principalmente del poniente de la ciudad.