El deshuesadero; Columna política.
POR: JUAN TOMÁS FLORES
No cabe duda de que los tiempos han cambiado y se rompieron las reglas no escritas, al menos entre los políticos de Tamaulipas quienes en los últimos días solo se han preocupado por hacer los movimientos para prolongarse en el poder.
En los años idos la regla exigía que quien llegaba al término de su mandato se llevaba a su equipo, pero hoy las cosas han cambiado, pues han llegado a reformar la Constitución de Tamaulipas para dejar cargos transexenales.
Unos de ellos es el caso del Fiscal de Justicia de Tamaulipas: Irving Barrios Mujica, a quien diputados locales del PAN, respaldados por votos de PRI e incluso por algunos de MORENA, le han dado la oportunidad de reelegirse y garantizarle protección al final de su responsabilidad. Que quede claro que ¡Jamás en la historia de Tamaulipas, un procurador o fiscal había tenido la oportunidad de reelegirse!.
Aunque si hubo diputados de morena que votaron en contra, y los entrantes de la nueva Legislatura han manifestado su inconformidad, que decir del pueblo que al enterarse se pronunció asqueado y molesto es poco, porque considera la prolongación de un gobierno como lo que realmente es: una dictadura.
Al rechazo de los de morenistas se sumo la diputada panista Nohemí Estrella Leal quien dijo que Irving Barrios Mujica «ha sido un fraude, una vergüenza, un fracaso».
A pesar de esto les guste o no, Irvin Barrios Mujica seguirá en el cargo hasta 2032 pero además se blindo el procedimiento para que el fiscal no sea removido de su cargo haciendo casi eterno al fiscal de Tamaulipas, quien en estos casi 6 años no ha dado resultados, dejando que sus fiscales regionales encierren a personas inocentes como fue el caso de William Gabriel al que la fiscal Ana Gabriela Silva Carrizales lo encerró sin tener la pruebas sufrientes para poder procesarlo, la cual en lugar de ser sancionada fue premiada con su cambio a la Ciudad Reynosa.
Así las cosas, en Tamaulipas donde modifican las leyes para que el becerro no deje de mamar la ubre de las arcas públicas y no se le acabe la chiche.
