Compañeritos de escuela despiden a Dilan, víctima del derrumbe en el Chiquihuite
TLALNEPANTLA, Méx., (apro).- Niñitos tan solo de prescolar acudieron este miércoles a despedir a su compañerito Dilan, cuya repentina desaparición de su pupitre ha obligado a su maestra Angélica Estrada, a implementar un rápido programa de «atención emocional», para que procesen su ausencia.
Aunque no todos, los pocos que asistieron de la mano de sus mamás y maestras, arribaron al sepelio del pequeño Jorge Dilan y de su mamá Paola, con flores blancas y un pequeño moño blanco colocado en el pecho.
La joven «Miss» de los pequeños reconoció que sus alumnos se han visto impactados por el suceso que conmovió a la opinión pública, cuando cerro del Chiquihuite se desgajó sobre los techos de modestas viviendas, las cuales quedaron totalmente destruidas por el impacto del talud de piedras y lodos.
Una de esas viviendas era la de la joven familia Mendoza, ubicada sobre la calle Chimalhuacán y Alacranes de la colonia «Lázaro Cárdenas», de la que todos los días y desde que se decretó el regreso a clases, Dilan recorría por las mañanas de la mano de Paola para bajar al centro educativo, localizado a unas cuadras.
Angélica Estrada recuerda que Dilan fue uno de los más entusiastas alumnos que volvieron a clases con su mochila, y que su mamá Pao era una madre de familia muy colaborativa, pues incluso en dos ocasiones se ofreció voluntariamente a sanitizar y limpiar el salón, a donde llegarían los pequeños después de la larga pandemia de covid-19 que, por casi dos años, inmovilizó la enseñanza escolar en México.
«Dilan era un niño alegre y feliz», recuerda su maestra, quien en algún momento de las charlas con diversos medios de comunicación, no pudo por más tiempo retener el sentimiento de haber perdido a un alumno.
«Las maestras nos convertimos como en las segundas mamás de nuestros niños… ellos son como nuestros hijos», señaló a su arribo a la calle «Club Alpino Roca y Nieve», donde tuvo lugar la ceremonia religiosa de «cuerpo presente», a la cual acudió junto con otras profesoras tras cubrir su turno en el kínder e incluso vistiendo aún su babero de maestra de preescolar.
El último día que Dilan y Angélica interactuaron quedó grabado en su memoria de manera especial, ya que el pequeño le hizo un gesto con la mano a un compañerito en respuesta a un altercado de infantes. El ofendido acuso a Dilan y la maestra lo reprendió, recordándole que los niños «son bonitos», pero que cuando hacen esas señas ya no lo son tanto…
Dilan no necesitó más que esa sugerencia, de inmediato prometió no volver a hacer señas a su compañero si lo hacían enojar de nuevo y la clase continuó como si nada.
Al día siguiente, viernes 10 de septiembre, el pequeño Dilan y su madre ya no cruzaron las calles para llegar al colegio y por el grupo de WhatsApp las madres de familia, dieron la noticia. Esto indica que el derrumbe pudo haberse registrado a más temprana hora que la reportada por las autoridades, pues ambos ya no llegaron al kínder.
La maestra Angélica se duele. Es como haber perdido un hijo, dice. De pie, todo el tiempo, escucho la ceremonia, el sermón de despedida y la última plegaria. No se movió un centímetro, estaba pasmada.
Antes, refirió que ha tenido que diseñar actividades especiales para los compañeritos de Dilan, a fin de que puedan procesar la pérdida. No será fácil, perdieron un hermanito…