Marcelo tocado, Claudia derrotada, ¿avanza Monreal?
Un efecto directo de los resultados electorales del pasado domingo es la forma en la que impacta a los aspirantes de Morena a la sucesión presidencial de 2024. Y sí, podrá pensarse que es
muy pronto para hacer futurismo, pero es un hecho que una vez pasadas las elecciones intermedias, con los números oficiales ya definiendo triunfos y derrotas, lo que sigue en la agenda política es ver cómo salieron los prospectos de la 4T para suceder al presidente López Obrador, tanto los que jugaron en estos comicios, como los que los vieron un poco desde la barrera.
Marcelo Ebrard fue en esta elección el espectador, que vio a la distancia unas elecciones en las que, personal y políticamente no se jugaba mucho. En estos momentos las prioridades del canciller están en otro lado: primero en terminar la encomienda que le dio el presidente López Obrador como el gestor y operador de las vacunas contra el Covid, y segundo en esperar el resultado de los peritajes técnicos y de las investigaciones judiciales que deslindarán, en dos semanas más las responsabilidades y culpas en la tragedia de la Línea 12 del Metro, la misma que él construyó en su gestión como Jefe de Gobierno y que colapsó el pasado 3 de mayo.
Pero ese no fue el caso de los otros dos morenistas involucrados o perfilados en la sucesión presidencial. Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal eran jugadores y operadores clave para el partido gobernante en estas elecciones.
Mientras Monreal tenía como encargo político y personal sacar la gubernatura de Zacatecas para su hermano David Monreal, algo que logró con creces, Sheinbaum tenía como misión manejar y operar la elección de Morena en la Ciudad de México, algo que el presidente personalmente le delegó por la enorme confianza que le tiene.
Pero ocurrió que, adicional a la contienda contra los adversarios de la oposición, Monreal y Sheinbaum se enfrascaron en otra batalla interna por la alcaldía Cuauhtémoc, en la que la gobernante capitalina le cerró el paso a la reelección del monrealista Néstor Núñez y decidió hacer un pacto político con el cuestionado René Bejarano para postular a la diputada Dolores Padierna como candidata.
El desaire de Claudia, avalado por Mario Delgado, hizo que Monreal comprara como “un asunto de dignidad” rescatar la alcaldía que gobernó de 2015 a 2018 y para devolver el golpe, se metió
de lleno a operar en contra de Padierna y a favor de la candidata aliancista Sandra Cuevas.
Los resultados están a la vista: Monreal ganó la gubernatura de su hermano, 9 de 18 diputaciones locales, al igual que cerca de 20 alcaldías, entre ellas la capital Zacatecas y la segunda ciudad Fresnillo.
Sheinbaum, por su parte, ganó sólo 6 alcaldías capitalinas (Iztapalapa, Iztacalco, Tláhuac, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Milpa Alta) y está peleando Xochimilco, mientras perdió las otras 9 alcaldías en manos de la alianza opositora del PRIPAN-PRD.
Hoy, mientras la Jefa de Gobierno busca eludir sus responsabilidades en la derrota, el líder de la mayoría en el Senado está hablando de “errores y equivocaciones en la derrota de Morena en el
Valle de México”, mientras un senador morenista, Germán Martínez, se lanza a “destapar” a su líder Monreal como “el mejor candidato para Morena en el 2024”. Lo dicho: en la política nada es casualidad y todo tiene una causalidad.
Y la sucesión presidencial aparentemente lejana empieza a moverse como en un juego de dados en el que Marcelo Ebrard está encerrado esperando un salvoconducto, Claudia Sheinbaum retrocede varios casilleros y Monreal avanza en busca de adelantar a sus dos contrincantes.