Política

Del muro de Enrique Martín Ez…

Hoy día, muchos jóvenes ignoran que el dólar valdría 19 mil 930 pesos, si no fuera porque Carlos Salinas de Gortari maquilló a nuestra divisa quitándole tres ceros.

Lo peor es que muchas personas de edad madura, que vivieron para ver que a inicios de 1976 un dólar valía 12.50 pesos, parecen no recordarlo. Por cierto, poco después, en septiembre de ese mismo año, Luis Echeverría lo devaluó a 19.70 por cada dólar.

Los 42 años de prianismo llevaron a nuestra moneda de 12.50 a 20 mil 400 pesos por dólar, producto de la combinación de saqueo del patrimonio nacional, y adquisición de deuda pública en sus diversas modalidades, a niveles verdaderamente criminales, incluido ese monumento a la corrupción llamado FOBAPROA.

Sorprende e indigna la desmemoria de algunos ciudadanos, pero sorprende todavía más su falta de sentido común… esos que hoy se dicen desencantados con la gestión del presidente, o que sostienen que “nada ha cambiado”, ¿en verdad esperaban que México se transformara en la Suiza de Latinoamérica en el lapso de dos años? ¿En verdad esperaban que los numerosos y muy añejos vicios ya no digamos, de la clase política, sino de nuestro propio actuar en el día a día como ciudadanos, se erradicaran por arte de magia a partir del 1 de diciembre de 2018? Peor aún: ¿Cómo pueden siquiera pensar ahora en votar por aquellos que, a lo largo de décadas, dejaron al país sumido en la pobreza, y anularon, para ellos y sus familias, la posibilidad de lograr movilidad social?

Esto solo se explica a partir de la extrema desinformación que prevalece entre muchos de nuestros connacionales, que los convierte en presas fáciles de la propaganda negra vertida en TV y radio por quienes ahora conforman una oposición que aunque minoritaria en número, es rica en mezquindad y también en recursos económicos.

Uno de los mayores lastres para la transformación del país, paradójicamente, lo constituyen aquellos que levantan voces furibundas contra el actual gobierno, pero se niegan a adquirir no solo el compromiso de informarse a fondo sobre la realidad sociopolítica y económica del maltrecho México que nos heredó el prianismo, sino que también se niegan a cobrar conciencia en torno a un hecho liso y llano: por años les vieron la cara a través de los medios masivos de comunicación, imponiéndoles como propios los intereses de una élite bien definida, mediante un largo proceso de alienación ideológica, y hoy día, siguen prestándose gustosos a esa manipulación, debido en muy buena medida, a una enorme pereza mental de la que no pueden culpar a nadie más que a ellos mismos.

Quienes hoy en día se muestran frustrados con el actual gobierno, y se aprestan a votar por la oposición para que “el presidente tenga un contrapeso “, son el equivalente de los argentinos que en su momento llevaron el poder a Macri, y peor todavía, de los brasileños que empoderaron a ese monstruo llamado Jair Bolsonaro.

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