José Ángel Solorio Martínez
El panista Chuma Moreno y el neo-priista, neo-panista y neo-morenista, Makyito Peña, deben dormir con un ojo abierto este seis de junio. En Reynosa, Tamaulipas, se juega mucho más que la alcaldía. El primero, está rifándose la continuidad del proyecto transexenal de su jefe político en esa ciudad y en el estado; el segundo, apuesta a dar permanencia a la propuesta materna, que encarna a una monarquía de huarache.
Los azules, intentan romper con el dominio de una familia que pretende alargar por seis años más; los neo-guindas, aspiran a seguir al frente del Ayuntamiento que tantos y tantos dólares les ha proporcionado.
En la frontera norte tamaulipeca, Chuma representa el elemento más consistente del PAN. Por una sencilla razón: ni Yalheel Abdalá –en Nuevo Laredo–, ni el ex convicto Miguel Almaraz –en Río Bravo–, ni mucho menos Ivet Bermea –en Matamoros–, representan los intereses plenamente azules.
Ese esa la gran responsabilidad de Chuma: dar vigencia al panismo norteño y encender una velita de posibilidades para el 2022. De lo contrario, la balanza se inclinaría por la candidatura a la gubernatura de un aspirante porteño.
Y eso, de una u otra manera, trastocaría la visión del Primer Panista del estado.
Como dicen en el rancho: el Chuma, o la bebe o la derrama.
Makyito, aunque ha abrevado en Harvard, todavía no le alcanza para conocer los sótanos de la política real de Reynosa y de la entidad. Es una creatura, con triciclo nuevo, que no percibe lo que su mamá quiere: meterse a la final de MORENA del 2022.
La potencia que le ha impreso el Chuma a su campaña, –los sondeos del CEN de MORENA, exponen la certeza de que la contienda se cerró entre Makyito y el ex gerente de la COMAPA– sólo puede ser entendida por lo que representaría una victoria panista en ese peleado Ayuntamiento: la viabilidad de la rearticulación del PAN en el norte tamaulipeco y el sueño real de que llegue un reynosense potente a la fiesta de la sucesión gubernamental.
El panista, sabe lo que está en juego.
Eso explica, la contratación desde su precampaña, de avezados cuadros operativos priistas –que se sepa, no han renunciado han PRI– para potenciar sus trabajos de proselitismo.
Una reciente encuesta, –de la empresa Arias– pone al Chuma arriba de Makyito por algunos seis puntos.
Nada malo: empezó con casi diez puntos por debajo del hijazo de su vidaza.
¿Qué ingredientes motivaron ese cambio de la ciudadanía reynosense?
1.- Los problemas judiciales del Makyavelito. Los embates del abogado, Marcelo Olan –a pesar de que ya se evidenció un arreglo– lo boqueteó.
2.- MORENA, resintió fracturas con la postulación del niño Peña. Se fueron del partido guinda, –mudaron al PAN– varios diputados locales y muchos dirigentes naturales en colonias populares.
3.- El PAN, salió ileso de su contienda interna. Es decir: llegó unido a la diputa por el Ayuntamiento y sus diputados.
4.- La judicialización del proceso interno de MORENA. Aún hoy, el TRIFE, tiene la guillotina puesta sobre el cuello del candidato panista. En ese sentido, la sentencia del TRIETAM a favor del diputado Rigo Ramos, da la razón a la militancia morenista en el sentido de que hubo una seria violación de los estatutos y de la Convocatoria.
5.- La persecución de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la IV T, que tiene contra las cuerdas a JR. Al parecer, lo echó en manos del panismo.
MORENA sigue durmiendo el sueño de los justos. Confía plenamente en la capacidad y fondos de la familia comandada por la Makyavélica. El PAN, ha puesto su resto en su estructura estatal y una red de movilizadores ciudadanos cada vez más articulada.
El tejido de la IV T –programas sociales, sobre todo–, anda al garete. El delegado del Gobierno federal, José Ramón Gómez Leal, anda pariendo chayotes con el congelamiento de sus cuentas bancarias y no interesado en salvar a un gobierno y a un partido que lo quieren ver tras las rejas; y lo más doloroso: quitarle su dinerito que tan poco trabajo le ha costado.
¿Ahora se le encuentra orientación al crecimiento asombroso del Chuma?
