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EN VICTORIA, OBISPOS HAN SIDO ‘RENUNCIADOS’, ¡HASTA A BALAZOS!.

Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Antonio González Sánchez no ha sido el primer obispo en abandonar el cargo con anticipación en la Diócesis de Victoria.

Su antecesor en el cargo, Raymundo López Mateos tuvo que renunciar en el año 1994, luego de graves lesiones sufridas en un accidente vehicular.

Y antes de este último, Alfonso Berrones Hinojosa dejó el puesto en el año 1985, al ser nombrado obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Monterrey.

El cronista Francisco Ramos Aguirre advirtió que han sido muchos los obispos, que no han culminado su gestión en la Diócesis de Victoria, ya sea por cesantía ó defunción.

Comentó que ha habido prelados, que han sido obligados a dejar el cargo, tal y como ocurrió con José Ignacio Eduardo Sánchez Camacho, luego de negar las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el año 1896.

Este último presbítero originario de Hermosillo, Sonora no quiso regresar a su tierra natal, pues se quedó a vivir en una quinta a la que llamó ‘El Olvido’, la cual ubicada frente al Paseo Méndez, en donde hoy se encuentra la Junta Local del INE.
Ramos Aguirre señaló que también hubo un obispo, que fue echado a balazos de Victoria, debido a diferencias con liberales locales, que representaba el Presidente Municipal.

Explicó que este último prelado fue Ignacio Montes de Oca, quien fue nombrado en 1871 primer obispo de la otrora Diócesis de Tamaulipas, que posteriormente se dividió en Victoria, Tampico y Matamoros.

“Para mí ha sido el mejor obispo, el más inteligente, el más culto y el más emprendedor del estado de Tamaulipas”, declaró.
“Era poeta, era orador, era escritor de obras de ensayos de los clásicos griegos y romanos … ¡era otro mundo!”, remarcó.

El entrevistado comentó que Montes de Oca pertenecía a una familia muy rica, que era dueña de la mejor mina de plata de Guanajuato, la cual se llamaba la Valenciana.

Y al llegar a Tamaulipas, dio un gran impulso a la obra y la promoción de la fe, tal y como fueron la construcción de la Basílica de Nuestra Señora del Refugio, el seminario y el obispado en Victoria, además de múltiples iglesias y escuelas católicas.

Tal activismo chocó con las ideas liberales, que estaban muy vivas, luego de la guerra y la promulgación de las leyes de Reforma a mediados del siglo XIX.

“¿Por qué renuncia? Pues él renuncia porque un alcalde de aquella época, victorense, que se apellidaba González, se emborracha y estaba ahí enfrente de la plaza (Hidalgo) y cruza hacia el Seminario con la intención de matarlo… ¡intenta matar al Obispo!”, expresa

“Pero como, anteriormente, se cuidaban mucho y había portero y estaba el cochero de Montes de Oca… y entonces se hace una balacera… llega el ejército… y creo hubo uno o dos muertos”, agrega.

Ramos considera que el ahora renunciado obispo de la Diócesis de Victoria no dejó huella, luego de ejercer tal cargo por 26 años pues, incluso, su antecesor López Mateos hizo obra por la que aún se le recuerda, tal y como la modernización de la iglesia de la Virgen del Chorrito; y también las escalinatas del Santuario de Guadalupe.

Externó que González Sánchez llegó al cargo gracias a su amistad con el cardenal Norberto Rivera Cabrera, ahora también en retiro, luego de que ambos eran originarios del noroeste de México.

“Yo pienso que la labor que hizo el señor González Sánchez… Se mantuvo de bajo perfil en muchas ocasiones”, expresó.

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