TAMAULIPAS, FUTURO QUE ASOMA
A sus noventa y nueve años, Luis Echeverría Álvarez fue registrado para recibir la vacuna contra el Covid-19. Desde luego no lo pudo hacer personalmente considerando su inmovilidad que por obvias razones padece, como también padece abandono de sus hijos que lo obligan a una existencia que no transcurre en las mejores condiciones. Una vida difícil la del ex presidente que deja honda huella no solo por su autoritarismo, sino por la represión feroz ejercida contra grupos de pensamiento y acción progresista. Pero además aparece en la memoria pública, como autor intelectual tanto de la masacre del 2 de octubre del 68, como de “el halconazo” del 71. Entre otras, son dos manchas imborrables obtenidas, bien desde la secretaría de Gobernación o de la primera magistratura.
Las nuevas generaciones no saben de quien se trata, sin embargo Echeverría ha trascendido al tiempo como ejemplo vivo de la perversidad que genera el poder. Es el mismo que ahora paga en carne propia algo de lo mucho que debe a México. La vejez es ya una condena de la naturaleza que lo mantiene paralizado en una silla de ruedas, y el olvido de los suyos es apenas pequeñísimo abono al sufrimiento de tantas familias que perdieron a sus seres queridos por mandato superior.
Echeverría está registrado pues, para recibir la vacuna sin más privilegio que pertenecer a la tercera edad, como cualquiera de los quince millones que en
tal situación serán beneficiados a partir de este lunes, según el anuncio hecho por AMLO desde Oaxaca. Por supuesto y de acuerdo a la programación de las autoridades sanitarias, tendrá que esperar su turno y en este sentido, garantizar que al menos del virus no morirá.
LEA significa una las páginas más negras de la historia del país. Político sin escrúpulos, dotado de una frialdad excepcional para ejercer el poder sin límites de ninguna especie. Capaz de destruir personajes que fueron de su devoción, como Carlos Armando Biebrich a quien suponía su sucesor y “hermano entrañable”, al cual exigió la renuncia al gobierno de Sonora por simples rumores de indisciplina. Fue un escándalo que sacudió la estructura del PRI, como también lo fue, el sorpresivo retiro de Alfonso Martínez Domínguez de la jefatura del DDF al día siguiente de “el halconazo”..
Algún tiempo después, en una entrevista aparecida en una de las mejores revistas políticas de la época, AMD habló del miedo que le produjo aquella mirada “de serpiente” cuando Echeverría le exigió irse a su casa, platicar con la familia y decirles que al renunciar al cargo, servía a su amigo el presidente de México. Así el temible ejecutivo federal se sacudía la responsabilidad temporal, aunque no histórica. Tanto en este caso de represión bárbara en el sector del Casco de Santo Tomás (IPN) y la escuela Normal que produjo número incontable de muertos, heridos y detenidos. Como en Tlatelolco, Echeverría fingió inocencia, lo cual no impidió ser enjuiciado y encontrado culpable de genocidio por prestigiados organismos internacionales. Claro, su condena fue más moral que física, aunque en la conciencia de los mexicanos el registro de la barbarie ha sido imborrable
De manera que Echeverría solicita ser vacunado contra el Covid-19 y con toda seguridad será atendido por un gobierno que no guarda rencores políticos ni persigue fantasmas del pasado a pesar del enorme daño causado a una nación que desde hace muchos años pretende transitar por las anchas avenidas del desarrollo, impidiéndoselo precisamente, personajes severamente influenciados por su ambición de poder, como el señalado.
TAMBIÉN SALINAS Y FOX
Otros ex presidentes no menos dañinos, también se han registrado para recibir la vacuna ( y que se las apliquen pa’ que vean que hay generosidad social); se trata de Carlos Salinas de Gortari y Vicente Fox que han de esperar su turno, como cualquier mexicano. Ambos aparecen a
la distancia intermedia, como operadores del neoliberalismo depredador, discriminatorio
y violento. Ellos son parte de la generación de gobernantes que dispusieron del patrimonio nacional, despilfarrando y entregando al capital nacional e internacional, lo que se edificó con el esfuerzo de todos. Pero les valió, dado que su mentalidad está moldeada por un sistema que se caracteriza por la explotación de los países más débiles en beneficio del imperialismo productor de pobreza y marginación social y económica.
Ni Salinas ni Fox significan peligro por ellos mismos, sino por sus fanáticos imitadores entrelazados en la triple alianza (PRI, PAN, PRD) que pretenden el retorno del saqueo, la corrupción e inmoralidad política. A estos sí habrá que ponerles marcaje personal en el próximo y todos los procesos electorales a que haya lugar en el futuro…pelaos estos.
ACÁ POR EL NORTE
En Tamaulipas suceden cosas interesantes respecto de las elecciones de junio. Hay una serie
de nombres que se barajan cual menú cambiante de probabilidades imaginarias. Algunos con suficientes méritos, otros no tanto. Celebremos por ejemplo, la mención de Rigoberto Guevara Vázquez como diputado federal plurinominal y lo mejor, bajo la marca MORENA que no extrañaría porque el líder magisterial es congruente con su vocación social y ahora dirigiendo a sus compañeros con el respeto que le merece el gremio que encabeza.
El trabajo de Rigo es irreprochable y de recibir la distinción señalada, no solo sería un acto de justicia personal, sino el reconocimiento al apostolado que significa la tarea de enseñar. AMLO ha expresado en diversas ocasiones la importancia social del maestro y por ello el rescate de su dignidad pisoteada por
los regímenes neoliberales y corruptos.
Otro atractivo es la irreversible competencia en el distrito correspondiente a la capital del estado, donde aparecen tres aspirantes a la diputación federal de distinta talla moral y política, aunque de similar importancia pública, cada cual a su modo, estilo y compromiso social, desde luego.
Uno, (Oscar de Jesús Almaraz Smer) de reciente conversión al PAN, quien enfrenta evidente rechazo por la misma razón que seguramente no le permitirá ir más allá; otro Enrique Cárdenas del Avellano, de amplia tradición priista, que suponemos, regresa en busca de recuperar espacios que su partido perdió en alianzas no comprensibles ni para “los iniciados” y quien a pesar de las circunstancias ve con optimismo su futuro a nivel estatal. Y el tercero; Felipe Garza Narváez quien en singulares batallas electorales siempre ha resultado vencedor. Y la que viene no tiene porqué ser la excepción. Este distinguido victorense iría por MORENA y existen muchas y variadas razones por las que sin duda, obtendría el triunfo. Usted que seguramente lo conoce, sabrá por qué se lo digo.
Y hasta la próxima.