La ruptura silenciosa
José Ángel Solorio Martínez
Este 2021, será el colapso del PAN en Tamaulipas. (Ya es evidente, sólo falta el resultado de la elección del 6 de junio). Se fue a pique como proyecto político de largo aliento, por el cual trabajaron estoicamente memorables ciudadanos. Bastaron cinco años, para desarticular –voluntaria o involuntariamente– a un panismo que desde los años 30 apareció en el sur del estado para servir de contrapeso a un monolítico sistema priista. ¿Qué pensarían de este fenómeno personajes como Angel Camargo, Francisco García Lozano, Rogelio Zapata Verástegui, Leonor Sarre, Ángel Sierra, y qué pensarán, Ofelio Llanas, Lidia Madero y otros de la corriente doctrinaria azul?.. La demolición del PAN, está a la vista. En Nuevo Laredo, con la candidatura de Yahleel Abdalá –ex priista que muchas veces operó con buenas y malas artes para derrotar al albiazul en la comarca– se propina uno de los golpes más brutales en contra de una militancia que se cohesionó odiando al tricolor y a sus gobiernos. Podrá ganar –o perder– la alcaldía Yahleel… …pero el PAN será en cualquier caso, la víctima absoluta. Un partido que pierde su identidad –política, doctrinal, ideológica– está en el inevitable camino de su degradación; y lo peor: de su desaparición. Es decir: sin las peculiaridades que le dieron perfil, es una agrupación tan o más deplorable como aquellas organizaciones ciudadanas que viven de la venta de sus estructuras al mejor postor. El caso de Río Bravo, es aún más patético. Humillar al panismo de esta ciudad, que aún en los peores escenarios peleó contra candidatos priistas con dinero y poder de sobra, no es asunto menor. La candidatura de Miguel Almaraz, fragmenta al PAN y obliga a estos segmentos azules a escurrirse hacia otras opciones. Igual que en Nuevo Laredo: el PAN ya garantizó su fracaso. En Ciudad Victoria, el asunto no es mejor. El panismo, se decantó a favor de Oscar Almaraz Smer. Ex priista y ex colaborador del ex gobernador Eugenio Hernández Flores, en donde desde la Tesorería del Estado, amasó una de las más grandes fortunas mal habidas en Tamaulipas. ¿Qué efectos arrastrará esa decisión? Todavía no se puede evaluar en porcentajes de aceptación o de rechazo. Falta que corra agua bajo el río. Lo que se puede asegurar, es el repudio de esa candidatura en las más lúcidas corrientes panistas y en los más conscientes grupos priistas. ¿Va a ganar Oscar la diputación? Probablemente. Lo indubitable, es la derrota anunciada del panismo En Madero, es una circunstancia similar. La candidatura por el PAN del priista Turrubiates, es una farsa. Ni tiene posibilidades de ganar, ni aporta un céntimo de fortaleza y unidad a un panismo que está a punto de desfallecer. ¿Para qué incorporar más división y desaliento al PAN maderense? En Matamoros, lo mismo. Algunos priistas han sido reciclados como panistas, provocando la ira y la inconformidad de la autentica militancia azul. De otra forma: el PAN, se derrumbó como proyecto histórico en Tamaulipas. Y fiel a su postura de bestia enamorada, decidió arrastrar al PRI para pedir, como en la canción de mi admirado Pedro Llerena: –Que nos entierren juntos… …y en la misma tumba.