LA POLITICA IRRESPONSABLE DE GLORIA MOLINA, EN SALUD
CUADRANTE POLITICO——-
POR: FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO–
En el actual sexenio cabecista, la primera titular de Salud en Tamaulipas, fue Lydia Madero, pero duró poco en el cargo, pues no se prestó a servir de tapete incondicional del grupo en el poder. Fue entonces cuando, los altos mandos azules, echaron mano de su Directora del Seguro Popular, Gloria de Jesús Molina Gamboa.
Ironías del destino: la mencionada servidora pública, es doctora epidemióloga, pero ello no le impidió que este fin de semana, hiciera pedazos el juramento hipocrático, cuyo contenido en uno de sus párrafos, y que apunta hacia el terreno de la ética, es el siguiente:
“En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria, y de toda corrupción….”
¿Que fue lo que ocurrió?
El semáforo de la salud en Tamaulipas, sufrió convulsiones: de amarillo saltó a verde, y luego fue obligado a recular. Esto último fue posible, gracias a las fuertes protestas ciudadanas en los espacios de internet, así como también pronunciamientos como los del líder de COPARMEX, Mario Flores Pedraza, mismo que advirtió:
“Los empresarios no toleraremos un retroceso en el semáforo epidemiológico, por motivos de orden político, específicamente a raíz de la manifestación para apoyar al gobernador”
Los hechos este domingo en nuestro estado, en materia de políticas públicas relacionadas directamente con la salud de los ciudadanos tamaulipecos, merecen los más enérgicos calificativos, por la manera como los tamaulipecos fueron expuestos al contagio de COVID, en una marcha de auto apoyo a la marca TAM.
Los participantes, en su gran mayoría, fueron empleados de gobierno, del municipio y de la UAT. En las redes se dijo que los obligaron con pase de lista, y bajo amenazas de correrlos de sus empleos. Por cierto, se sabe que en la marcha de este domingo 28 de febrero, hubo varias personas desmayadas, entre ellos una niña.
Al margen de la posible coerción laboral, o de la cantidad de dinero que se hayan gastado para llevarla a cabo, (se habla de cinco millones de pesos, solamente en autobuses, más la entrega de despensas, revelada por una de las amas de casa participantes), lo más delicado y peligroso, fue convocar a una masificación de personas, violando flagrantemente las disposiciones institucionales del semáforo amarillo.
No pasaron ni siquiera seis meses, para que, la Secretaria de Salud estatal, Gloria Molina Gamboa, se tragara sus propias palabras, al avalar un mitin masivo de carácter político, en el marco del desafuero contra el titular del Ejecutivo tamaulipeco.
La funcionaria de origen chiapaneco dobló vergonzosamente las manos ante sus patrones sexenales, pasando por encima de la salud de las familias, a costa de defender los intereses políticos de la administración en turno.
Pareciera que se tratase de dos Glorias distintas, y no de la misma persona. Pero juzgue usted, lo que la señora Molina Gamboa declaraba a los medios, el pasado 22 de septiembre del 2020:
“El semáforo amarillo, es para recuperar ingresos y empleos, más no para la vida social, por lo cual se deben de evitar reuniones o festejos a las que acudan muchas personas”.
Bien dice el refrán que, más pronto cae un mentiroso, que un cojo.
En aquella ocasión, la Secretaria de Salud en Tamaulipas, presuntamente recomendada por su paisano Roberto Gil Zuarth, el consigliere del grupo en el poder, dijo también que es necesario incrementar las medidas preventivas, con el fin de evitar contagios.
La titular de Salud, insistió en la necesidad de evitar salidas innecesarias, lavarse las manos, proteger a las personas vulnerables y respetar la sana distancia. Evitar saludar de mano, abrazo o beso.
Y bueno, pues en el reciente mitin, hubo personas de la tercera edad, algunos que a juzgar por las gráficas que estuvieron circulando en las redes, no usaban tapabocas. Obviamente, mucho menos se respetó la sana distancia.
El pasado 10 de octubre del 2020, la entonces Secretaria de Salud del gobierno potosino, y actual candidata de MORENA a la gubernatura de esa entidad, Mónica Rangel, señalaba:
“Cambiar a semáforo amarillo, no modifica para nada nuestros hábitos y medidas de sanidad. Tampoco significa que la población pueda reunirse y organizar reuniones masivas”.
Conclusión: todo indica que, en el caso de Gloria Molina, o bien fue sometida, o guardó silencio por conveniencia, para mantener las prebendas de corte económico, derivadas de su desempeño en el máximo cargo administrativo de la salud estatal