LA CULPA ES DE TEXAS…Y DEL FRÍO
El apagón que entre domingo y lunes afectó a casi 5 millones de usuarios de varios estados del norte del país, es culpa de Texas. Y del frío.
No de las deficiencias del sistema de generación y suministro eléctrico que opera la Comisión Federal de Electricidad (CFE), sino de factores ajenos, al menos eso dijo la CFE.
Los estados que resintieron la suspensión del servicio son Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, casualmente algunos de los que tienen mayores índices de desarrollo económico y en donde el partido del Presidente quiere ganar al menos 2 gubernaturas y la mayoría de las diputaciones federales.
La CFE, que dirige el expriísta Manuel Barttlet Díaz, argumentó que el mega apagón que provocó enormes pérdidas económicas y afectaciones a los sectores productivos no fue su responsabilidad, sino de Texas, que no suministró gas natural a México debido a la congelación del sistema de ductos a causa de las gélidas temperaturas. Ese mismo frío, por cierto, también afecta a millones de personas que se quedaron sin energía eléctrica en México.
Ayer, tanto la CFE como el gobierno federal además de culpar a Texas y al mal tiempo, pidieron a los millones de usuarios de esos estados que procuraran moderar -o reducir, en este caso-, el consumo de energía eléctrica si no era “prioritario”, para no afectar la operación del Sistema Eléctrico Nacional que opera el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace).
El colmo de lo absurdo: Pedirle a la gente que aún tenía abasto de electricidad que no la consumiera si no era necesario, es un acto que denota incapacidad para resolver un problema técnico al que no hay que darle tantas vueltas para arreglarlo.
Y digo que no hay que buscarle mucho, porque con voluntad política, responsabilidad, visión de largo plazo y pragmatismo se puede resolver.
Según el vocero presidencial, el 80% de la energía eléctrica de esos estados del norte es producida por particulares, por lo que a ellos trasladó la culpa del apagón, tratando de poner a salvo a la CFE, que por cierto ha destacado por su ineficiencia para poder impulsar un programa de modernización.
Decía que no hay que buscarle demasiado para terminar con este tipo de problemas, pues si en vez de emprender una contrarreforma para revertir los cambios constitucionales que hicieron posible la apertura del sector energético a la iniciativa privada, el gobierno se hubiera decidido a continuar promoviendo la generación de energías limpias, no estaríamos ante situaciones como esta.
Si en vez de impulsar medidas legales que limiten la acción de particulares y de recurrir al carbón y combustóleo para producir electricidad cara, la CFE de Barttlet tuviera tantita responsabilidad, se habría hecho lo necesario pensando en el bienestar de millones de usuarios y también, del medio ambiente.
Hay soluciones a la mano, con voluntad, les decía. Tamaulipas, por ejemplo, cuenta con enormes reservas de gas natural que comparte con Coahuila y Nuevo León, que bien pueden aprovecharse para garantizar el suministro del combustible a las plantas de empresas privadas y evitar así, que haya suspensiones perjudiciales como la que estamos viendo.
Falta tener esa visión y afán de modernidad para facilitar el aprovechamiento de ese recurso, que de paso permitiría impulsar el desarrollo económico de comunidades y estados del norte.
Pero, como se ha notado, antes que eso están vigentes las ideas de mediados del siglo pasado, cuando el gobierno era de un partido hegemónico, cuando los funcionarios actuaban con base en los caprichos del Presidente en turno y cuando en aras de un falso nacionalismo, se imponía una política paternalista, patriotera, con una narrativa demagógica que culpaba a otros de la ineficiencia propia. Sí, así como ahora.