Ed Sheeran celebra sus 30 en la cima del éxito
LONDRES. Una voz y las seis cuerdas de una guitarra fueron todo lo que Ed Sheeran necesitó para descubrir la fórmula del éxito, y lo que le permitió dejar de ser el «niño raro» del colegio para convertirse en uno de los artistas más reconocidos del panorama internacional al cumplir 30 años hoy.
Aunque nació en Halifax (norte de Inglaterra), Sheeran pasó la mayor parte de su infancia en Framlingham, un pequeño pueblo al noreste de Londres en el que se inspiró para Castle on the hill, donde cuenta que «se rompió la pierna» con seis años, fumó cigarrillos a los 15, se emborrachó con sus amigos y dio su primer beso un viernes por la noche.
Fue en el instituto cuando empezó a tocar la guitarra y, tras un concierto de Damien Rice al que asistió con 12 años, descubrió que quería dedicarse a la música, pues, además de hacerle feliz, también le ayudó a socializar y a dejar de ser objeto de burlas por ser pelirrojo, llevar gafas o ser tartamudo, algo que superó rapeando a Eminem.
Ese hecho también lo animó a continuar su formación musical y actoral en compañías como la British Youth Music Theatre (BYMT), donde en 2007 formó parte del elenco de Frankenstein a las órdenes de Nick Stimson, que ha confesado que Sheeran fue un alumno «extremadamente trabajador».
Stimson recuerda especialmente una noche en la que Sheeran captó su atención cuando apareció con su guitarra y tocó algunas de sus canciones. «Sentí que estaba escuchando a alguien extraordinariamente talentoso, interpretaba de una forma que no había visto nunca en nadie antes», comenta.
También estuvo presente en esa velada su compañero y amigo Matt Brinkler, que narra cómo Sheeran le pidió años más tarde poder dormir en su sofá «una temporada» cuando se marchó a Londres para buscarse la vida. «Él trabajó duro por lo que quería hacer, tocaba la guitarra todos los días y hacía bolos los siete días de la semana, y cientos al año», añade.
El cantante «puso todos sus huevos en una única cesta y centró su esfuerzo en ser exitoso en la industria musical, incluso si no tenía un sitio al que llamar hogar», comentó el periodista Andrew Bullock, que lo conoció como tantos a los que cautivó con sus «habilidades compositivas y la humildad que desprendía».
Los matices únicos del joven Sheeran convencieron al mismísimo Elton John, que lo convirtió en su «protegido» y le enseño la ecuación infalible para «sortear los caminos de la industria musical» en la que debutó en 2011 con «+» (Plus), con joyas como Lego house o Drunk.
MULTIPLICAR EL ÉXITO
Dejó atrás la decadencia de los pubs londinenses que lo vieron crecer y comenzó a componer para estrellas como One Direction, a los que regaló la preciosa Little things; o Taylor Swift, con quien escribió e interpretó conjuntamente Everything has changed para más tarde acompañarla como telonero en su gira Red por todo Estados Unidos.
Eso le permitió darse a conocer a un público más amplio al mismo tiempo y, durante el viaje, su cabeza no dejó de maquinar canciones. Un total de 120 de su segundo álbum, que incluyó la nupcial Thinking out loud– con la que ganó en 2016 el Grammy a mejor canción del año-, además de una canción al mar de Tenerife.
Sin embargo, el éxito y las largas giras agravaron la salud mental y la ansiedad de Sheeran, que decidió tomarse un tiempo para reconectar consigo mismo; poder «ver el mundo con sus ojos y no a través de una pantalla», viajar y crear lazos con el amor de su infancia y ahora, su esposa, Cherry Seaborn.
A ella le dedicó Perfect, el primer tema que compuso de su tercer álbum «÷» (Dividir), que lanzó en 2017 tras un año desaparecido del mapa y convertido en un hombre más feliz, como relata en Happier, junto a otros hits como Shape of you o la enérgica Barcelona, en la que incluye algunas palabras en español.