Política

Roxana la texana

Por Oscar Díaz Salazar

La primera ocasión que escuché la frase “tiene uñas en el sobaco”, fue en una conversación sobre la diputada local Roxana Gómez. La expresión, muy ingeniosa, ofensiva y denigrante, la utilizó una persona que conoce muy bien las andanzas de la legisladora riobravense. Alguien que la conoce de tiempo atrás y que solo intentaba describir a la empresaria que vive (pernocta) en Estados Unidos, hace negocios en Reynosa y representa a los riobravenses en el Congreso del Estado. Al expresar que “Roxana la texana”, -como le apodan sus malquerientes-, era muy competente para el atraco y muy amiga de lo ajeno, mi interlocutor, -insisto-, no pretendía denostarla, solo intentaba describirla.
Mi “fuente”, agregó que si hoy se quejan los habitantes de Rio Bravo por la pésima administración de Carlos Ulibarri, el día de mañana lo van a extrañar, van a desear que regrese, si es que el PAN le confía la candidatura a presidente municipal a la Señora Roxana Gómez, y la compra de votos y los incautos que no la conocen y no saben de lo que es capaz, la convierten en la primera alcaldesa de Rio Bravo.
La contundencia de la frase que por primera vez escuché, y el hecho de que la utilizaran para referirse a una mujer, me llevó a preguntar por los argumentos o las historias que dieran sustento a esa forma tan peyorativa de sugerir que una persona es corrupta y tracalera.
La respuesta de mi “fuente” fue sugerirme que hiciera una búsqueda en las instancias oficiales para constatar que la C. Roxana Gómez, fue inhabilitada para ocupar cargos públicos por la Contraloría Federal, precisamente por actos de corrupción en su desempeño como servidor público.
Roxana la texana laboró en una dependencia relacionada con la propiedad inmobiliaria, con el uso de suelo, con la tenencia de la tierra y temas afines. No me dijeron con certeza si fue en la CORETT, la Secretaría de la Reforma Agraria, la Procuraduría Agraria o una oficina con tareas similares a las que realizan las dependencias ya citadas.
Ese trabajo le permitió a Roxana Gómez hacerse de grandes superficies urbanas, suburbanas y rusticas, que fueron la base para su prosperidad actual. Hoy puede presumir de ser empresaria de la construcción y desarrolladora urbana, pero el origen, el capital semilla, viene de esos predios que se agenció cuando fue empleada federal.
Roxana la texana sabe, bien que sabe, hacer negocios desde el gobierno. Por eso no sorprende escuchar que invirtió fuerte en el negocio de los “vientos de cambio”. La diputación fue solo el primer paso para su verdadera intención, que es llegar a la presidencia municipal de Rio Bravo, en donde se puede recuperar, y multiplicar, al cien por uno, las aportaciones a la causa panista – vaquista.
La señora diputada Roxana Gómez, a quien por cierto me resulta difícil creer todo lo malo que dicen de ella, por su imagen de seriedad, porque tiene aspecto de mustia, ya debe tener listas varias maletas, una para comprar la candidatura y varias para la campaña.

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