Raúl Vera, obispo incómodo para el poder
El obispo Raúl Vera se retira. Esta semana se concreta su renuncia y asumirá su condición de “obispo emérito”. Heredero de la Teología de la Liberación, con la que enarboló la “opción preferencial por los pobres”, supo ponerse a tono con los temas de los nuevos tiempos: la defensa de indígenas, migrantes, trabajadoras sexuales, miembros de la comunidad LGBTI, familiares de desaparecidos… Después de décadas de lucha sin tregua, confiesa a Proceso: “A veces estaba todo desilusionado, porque todo el tiempo hablaba de la pobreza y la injusticia y no pasaba nada… pero ignoraba que la palabra pega donde tiene que pegar”.
SALTILLO, Coah. (proceso).- El obispo José Raúl Vera López se jubiló. A sus 75 años, 33 de los cuales ha sido mitrado, se le considera el último bajo influencia de la Teología de la Liberación, lo cual rechaza como también en su momento lo hicieron los obispos Samuel Ruiz y Sergio Méndez Arceo, de quienes, reconoce, tomó ejemplo.
Prefiere exponer sus asideros pastorales en el Concilio Vaticano II, en especial por los documentos surgidos de las definiciones de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano y, en función de estos, explica su oposición al ejercicio abusivo del poder, lo mismo en el clericalismo que en la vida pública.
En entrevista con Proceso, repasa las razones que lo llevaron al trabajo en el mundo indígena, su apoyo a mineros y la defensa de trabajadoras sexuales; también su respaldo a los derechos de la población LGBTI, la protección de los migrantes, la defensa de derechos humanos y sus pronunciamientos contra la militarización iniciada por el gobierno de Felipe Calderón y que, debido a tantas víctimas, lo llevarían a la búsqueda de desaparecidos y a denunciar crímenes de lesa humanidad.
Fray Raúl Vera renunció el pasado 1 de junio a la curia como corresponde a los obispos a los 75 años de edad. En noviembre, el papa Francisco designó como su sustituto al obispo de Linares, Hilario González García, quien llegará al relevo este viernes 29, con lo que Vera se convertirá en obispo emérito.
Dos décadas antes Raúl Vera llegó a Saltillo después de su paso por la diócesis de San Cristóbal de las Casas, donde fue coadjutor con Samuel Ruiz. Fueron cuatro años en los que la visión del llamado Tatic cambió “su entendimiento del Evangelio”. La designación en 1995, después de siete años como obispo de Ciudad Altamirano, se interpretó en ese tiempo como una instrucción por desarticular el trabajo con los indígenas que encausó Ruiz.
En una exposición larga sobre teología y justicia, preconiza como “un parangón” entre “los obispos latinoamericanos” y los europeos lo siguiente: los primeros, dice, iniciaron por la aplicación de la constitución conciliar, Gaudium et Spes, que versa sobre la presencia contemporánea de la Iglesia, que es de donde surge la llamada Teología de la Liberación; los europeos tomaron la Sacrosantum Concilium, enfocada a la reforma litúrgica:
“Los obispos empezaron a buscar la presencia de Dios en la pobreza terrible que inundaba América Latina, en la opresión y la marginación de los pobres. Se dijeron ¿cómo va a pasar Dios en medio de la historia con estos signos tan aterradores? Gustavo Gutiérrez fue quien dijo: ‘Dios pasa por en medio de este pueblo, liberándolo’.”
Decidieron no condenar la guerrilla y, sin impulsar la vía violenta, asumieron que el pueblo tiene derecho a buscar su liberación. En el contexto de la Guerra Fría, sostiene, esa interpretación se prestó a muchas confusiones, persecuciones y condenas.
Lo anterior para Raúl Vera explica la forma en que Samuel Ruiz actuó frente al levantamiento zapatista y la visión pastoral que él descubrió en Chiapas de 1995 a 1999, los años en que fue coadjutor y perfilado como sucesor del Tatic, junto a quien enfrentó presiones, un atentado (en 1997) e intrigas políticas y clericales. Vera, formado en Italia, abrevó de la pastoral de Ruiz.