EL ‘NEGOCIAZO’ DE LOS PARTIDOS
El pataleo protagonizado por el partido recién creado “Fuerza por México”, retrata a la perfección a estas organizaciones, creadas de manera exprés, sin mayores convicciones e ideologías que la rebatinga por las migajas del poder.
La historia resumida es la siguiente: a los dirigentes de este mini partido no les alcanzó el tiempo (o la capacidad) para entregar al IETAM los documentos necesarios en el plazo marcado por la ley, y así poder participar en la elección local.
Ahora, en desmesurado berrinche, recriminan al árbitro electoral y hasta piden que el INE atraiga la elección local, como si no tuviera ya bastantes problemas. Total, que el asunto, como tantos otros, va a terminar en manos del Tribunal Electoral.
No hay que ser detectives para saber a quién responde Fuerza por México, cuando ellos mismos han señalado que su razón de ser es la defensa de la llamada cuarta transformación.
Pero en todo caso, no son los únicos que juegan ese juego; son mayoría los partidos políticos -nuevos y viejos- que como ellos van de elección en elección haciéndola de comparsa, vendiendo al mejor postor un puñado de votos que pudieran inclinar la balanza.
Ahí está el triste caso de Movimiento Ciudadano, franquicia regenteada por Gustavo Cárdenas.
Pese a que a nivel nacional han dado más de un campanazo que los pudiera poner en el primer plano de la política, en Tamaulipas el partido naranja se ha dedicado a la pizcacha electorera.
Los que un día fueron blanco de sus críticas, en la siguiente elección son sus aliados; el lenguaje de Gustavo y sus muchachos no es otro más que el dinero.
La imagen de partido moderno que pretende Movimiento Ciudadano a nivel nacional, en Tamaulipas no es más que un espejismo, porque por delante de cualquier asomo de agenda progresista, aquí va la ambición de su dirigencia.
En el mismo saco hay que ubicar al Partido Verde Ecologista de México, acaso el más prostituido de cuantos institutos políticos hayan existido en México.
Si no se han aliado con más partidos es porque no se han inventado, pero lo mismo se alquilan para la derecha más recalcitrante, que le ofrecen sus servicios a la dizque izquierda.
A la corruptísima administración de Jesús González Macías y Patricio King, sucedió el incipiente liderazgo de Ricardo Gaviño Cárdenas, cuya única diferencia hasta el momento es el tonito en la voz, y los beneficiarios finales de los negocios.
Por lo demás, las sigas del Verde siguen en renta. Para no ir tan lejos, en Tamaulipas serán aliados de Morena en algunos distritos y en otros harán el teatro de competir solos, sin mayores pretensiones que arañar el registro para volver a recibir recursos públicos.
En ese variopinto entramado político, los verdes ahora coinciden con el Partido del Trabajo, que durante años han exprimido Arsenio Ortega y Alejandro Ceniceros.
Durante varios lustros, a estos personajes les resultó harto lucrativo interpretar el papel de opositores al PRI, ahora desde hace algunos años, encontraron bajo el manto purificador de Morena, un espacio ideal para seguir comerciando sus voluntades.
Si no es por la posibilidad de buscar dividendos, de qué otra forma se puede explicar la intención de estos y otros partidos de ir a una competencia en la que con dificultades sus candidatos conseguirían el voto de sus familiares.
No nos vayamos con la finta, el hecho de que en las boletas electorales de Tamaulipas pudieran aparecer hasta diez partidos diferentes no es signo de riqueza o pluralidad democrática. Es una triste señal de que la política para algunos sigue siendo un jugoso negocio.