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Martha Reyes Arias, una madre inolvidable en el cine mexicano con Los lobos

Entrevista. La actriz protagoniza el más reciente filme de Samuel Kishi Leopo, que triunfó en festivales como La Habana, Berlín y Guanajuato, y que ahora forma parte del Black CanvasMartha Reyes Arias, una madre inolvidable en el cine mexicano con Los lobos | La Crónica de Hoy

Foto: (Cortesía) Martha alista una nueva película con Samuel Kishi Leopo.

Una carta de amor hecha cine. Eso es lo que significa Los lobos, el más reciente filme del realizador tapatío Samuel Kishi Leopo, al tomar como punto de partida aquellos recuerdos de su niñez cuando su mamá los llevó a vivir a Santa Ana, California, pero al ser migrantes ilegales ella tenía que dejar a sus hijos encerrados para conseguir dinero y sacarlos adelante. 

La fortaleza de la madre del cineasta es la fuente de inspiración de una poderosa historia fílmica que está cargada de crudeza emocional, pero también de esperanza. La encargada de representarla es la actriz Martha Reyes Arias, quien da vida a un personaje complejo, tan valiente como vulnerable, fuerte y creativo, una madre inolvidable en el cine mexicano contemporáneo.

Sin embargo, para ser líder de esta manada actoral, Martha vivió su propio camino. Primero porque ella formaba parte del equipo de trabajo de Samuel Kishi pero en un taller de actuación que se dio para el par de niños que protagonizan la historia (se seleccionó a seis niños, tres para cada personaje por si alguno dejaba el proyecto: 

“Ahí me dijo que no me iba a castear porque me veía muy chica, yo no tenía problema pero quería ser parte de la película por la historia. En eso le pedí que de intercambio él me editara mi reel (carta de presentación actoral en formato audiovisual), entonces vio todo mi material y ahí pensó en mí para el personaje”, dijo la actriz en entrevista con Crónica Escenario.

A partir de ese momento ella formó parte del proceso de trabajo, “me invitó a ir a un scouting (cuando salen a buscar locaciones), para probar como me veía en los lugares donde sería el rodaje. Ya ahí me fui a limpiar casas, oficinas y a entrevistar personas luego regresé con una propuesta porque en el guion venía una mamá que sonreía, que llegaba de trabajar y le decía ‘mi hijito no hay problema’, pero creía que el personaje podría tener otros matices”, dijo.

“Ahí descubrí que era normal que las personas tuvieran dos trabajos de lunes a viernes y otros se avientan otro trabajo los sábados y domingos, entonces cuando hice el vaciado de la investigación Kishi me dijo que era una gran propuesta. Así llegué al papel y ya no solo fui maestra de los niños, sino que terminé el ciclo con ellos”, añadió.

Lo que convenció a Samuel Kishi para que tuviera el papel fue crucial para el proceso creativo porque eso implicaba soltar la historia en beneficio de un proyecto fílmico: “Con el guion me di cuenta que el personaje no se parecía mucho a su mamá, al menos en su recuerdo, ahora tenía a otro personaje en su cabeza aunque la situación era la misma. Eso se me hizo admirable, que tuviera la madurez de decir ‘esta es mi historia, de aquí parto, pero el cine es otra cosa’”, destacó la actriz.

Uno de los grandes aciertos en el filme es la química emocional que hay entre ella y los pequeños Max y Leo, que dan vida a sus hijos. El juego de miradas desvela una gran complicidad, pero hay escenas que muestran las dificultades de carácter por la situación que atraviesan de encierro.

Otro aspecto a destacar es que además de madre es inmigrante ilegal, por lo cual no tiene un justificante para ir a trabajar ni para que sus hijos estudien. Esta situación Martha la investigó con mayor profundidad: “Estuve leyendo mucho. Hay un libro que se llama Manual para mujeres de la limpieza, de Lucía Berlin, que es un compilado de cuentos muy bonitos, que hizo cuando ella era una mujer migrante, mamá soltera de seis hijos, de padres diferentes y ella también hacía trabajos de limpiar casas y oficinas, entonces retomé algunos elementos de ella”, dijo.

“Cuando estuvimos en Albuquerque me fui a trabajar por un tiempo a la lavandería que aparece en la película, ahí me hice amiga de las que trabajaban ahí. Eso lo hacía porque yo no tenía llamados como los demás. Ahí conocí mujeres muy interesantes, una de ellas venía desde Afganistán y ella decía que Donald Trump le había dado una oportunidad porque tenía asilo político”, añadió.

Es en este aspecto donde ella considera que hay un mensaje poderoso en que se refleja la realidad: “Aprendí que en el cine estamos acostumbrado a ver el viaje, a ver de donde partimos y cómo se llega al otro lado, que de verdad parece real esta idea de que estar en Estados Unidos es lo chido, que al llegar allá no te preocupas de nada y todo está bien mágicamente y la verdad es que eso no es cierto. Las historias migrantes van más allá del viaje, la migración es natural: te cambias de casa, de colonia, de ciudad o país. Está en nuestra naturaleza”, enfatizó.

“Yo pensaba que al estar allá se trabajaba igual que acá y se tenía un mejor estilo de vida, pero no, más bien tienes un diferente estilo de vida, pero es complicado porque te conviertes en un fantasma del sistema donde no tienes acceso a la salud, retiro o ahorros. Eres un número invisible, no puedes figurar ahí si no tienes tus papeles en regla. Es una apuesta en la que se arriesga dejar lo que se tiene por nada”, concluyó.

Los lobos ganó recientemente el premio al Mejor Largometraje Mexicano del Festival Internacional de Cine de Guanajuato; el premio del Jurado Internacional a Mejor Película en la sección Generation Kplus en la Berlinale; el premio SIGNIS en el festival de La Habana y ha estado en otros más como Miami (EU), Friburg (Alemania) y Hara (Japón). Este fin de semana forma parte del Festival Black Canvas que se realiza en la Ciudad de México, tuvo función este viernes en la Cineteca Nacional y tendrá una función más este sábado en Cinemex Insurgentes a las 18:30 horas.

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