Oír sin entender
Quienes están acostumbrados a oír sin entender producto de su clasismo, no han parado de criticar al presidente López Obrador por su discurso ante la Asamblea General de la ONU de esta tarde.
Dicen con el desprecio que los caracteriza que se desaprovechó una oportunidad de hablarle al mundo porque optó por llevar el adoctrinamiento de las mañaneras a ese espacio internacional.
Sin embargo, yo sí le encontré sentido y me pareció muy interesante el mensaje entre líneas que envía.
Detrás de la referencia inicial a las grandes civilizaciones locales que fueron calificadas por la potencia colonial como «pueblos bárbaros» se esconde un gesto al actual movimiento global de revalorización de los pueblos originarios. Es decir, la evolución de la lucha antiimperialista que vivió el mundo entre las décadas de 1950 y 1970 del siglo pasado que hoy se denomina «neo nacionalismos».
Ese gesto se ve reforzado con la mención a las transformaciones que ha vivido México desde 1810 con miras a convertirse en un país independiente. Incluso la polémica mención a Benito Mussolini va en ese sentido: recordar que los países en vías de desarrollo también pueden servir como ejemplo a las principales potencias industriales en algún aspecto.
Es decir, AMLO intentó tomar la bandera de los países en desarrollo aprovechando la alta espectativa que ha generado en muchas partes del mundo, particularmente Latinoamérica su triunfo como líder de izquierda en la frontera sur de Estados Unidos en la era Trump.
Y por más irónico que parezca, el que México pretenda convertirse en «la luz» para el mundo en desarrollo no molesta en lo absoluto a Washington. Todo lo contrario: la 4T reivindica las causas nacionales de nuestro país pero en plena convivencia con los intereses de Estados Unidos.
Interesante desde donde se le mire.