¡Eres mala Teresa!
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José Ángel Solorio Martínez
¿Quién es el responsable de la estrategia para nulificar a Xico, el patético Presidente municipal de ciudad Victoria?
¿Quién es el autor de la deplorable narrativa de la interlocutora del gobierno del estado –¿habrá otra forma de nombrarla?– Teresa Aguilar con el Ayuntamiento capitalino y con el electorado victorense?
¿Quién demonios, cree que Aguilar tiene la capacidad de voltear la tortilla de la opinión ciudadana en sólo ocho meses?
(Esto se señala, porque la enviada de la administración estatal se ha dedicado a apuntalar la presencia de Xico al frente de los destinos del municipio. Ello se infiere, porque esa actitud de la ex alcaldesa interina, no envía ningún mensaje esperanzador a los más de 300 mil electores victorenses. Se presume que la presencia de Aguilar, era un guiño al votante capitalino para proporcionar oxígeno a los candidatos azules en el 2021).
Se pensaba, –como todo analista sensato infería– que el discurso de doña Teresa era de alejamiento de las políticas xicoteras que tanto desprestigio y encono han generado en el humor social de los capitalinos harían revivir la confianza y la reconciliación con un PAN considerado hoy por hoy, por el pueblo de Victoria como uno de los más inclementes verdugos que jamás haya visto y sentido en la historia de la ciudad.
No fue así.
En lugar de construir la necesaria narrativa de ruptura, distanciamiento, autocrítica y hasta de descalificación a todo los que oliera a Xico, la cabildera se echó en brazos y casi aplaudió lo realizado por su compañero de partido y de gobierno.
Y más: en un afán de exonerar al presidente bailarín, culpó a los ciudadanos por el uso irracional de las calles, motivo por el cual los victorenses viven rodeados de baches. Sobre el problema del agua, echó mano de las malas administraciones pasadas y disculpó a Xico.
Ante eso, se presume que los panistas no desean repetir en el Ayuntamiento –como mayoría– victorense.
Bien podrían decirle los victorenses a la mediadora, casi villana, Aguilar:
–¡Eres mala Teresa!