COLUMNA DE ÁNGEL AGUIRRE RIVERO
ÁNGEL AGUIRRE RIVERO
Luego del segundo Informe del presidente López Obrador se abrió un amplio debate sobres sus formas y contenidos.
No obstante, el Presidente sobrevive en el peor escenario y mantiene una aceptación de 60 puntos.
Modificar la administración federal con una nueva ética del servicio público, establecer reglas de austeridad, combatir la corrupción e invitar a hacer lo propio al Poder Judicial y órganos autónomos me parece un gran acierto.PUBLICIDAD
AMLO ha sido muy didáctico sobre las transformaciones que promueve, pero más lo ha sido en sus acciones: por ejemplo, la eliminación de privilegios fiscales a grandes contribuyentes, el diálogo con gobernadores y la entrega de apoyos de manera directa.
Internet para Todos, apoyos a adultos mayores, jóvenes y agricultores, la reforma al artículo cuarto constitucional; el incremento al salario mínimo y las inversiones para promover el desarrollo del sureste, forman parte de sus activos.
Así como el llamado del secretario de Hacienda a todas las fuerzas productivas para hacer causa común ante la crisis económica en que estamos inmersos.
Un activo importante de la administración es no haber contratado deuda e incrementar la recaudación de impuestos, la llegada de remesas de los paisanos ha sido de gran ayuda.
Recientemente el secretario de Hacienda ha señalado que no habrá “guardaditos” y que padeceremos la peor crisis desde 1932.
Sus palabras invitan a la reflexión para que hoy se camine en armonía con todas las fuerzas sociales y productivas del país.
La hambruna empieza a mostrar su rostro en algunas zonas, de ahí la urgencia de garantizar que la gente tenga qué comer como prioridad en las acciones de los tres niveles de gobierno.
A AMLO le ha tocado conducir la nave en medio de una tormenta. El reto de hacer realidad el progreso con justicia es monumental. En la medida que el Presidente descifre cómo sacar avante el tema económico, tendrá viabilidad su proyecto de Estado Benefactor. Al tiempo.
Del anecdotario:
Mi primer encuentro con AMLO fue en 1996: yo como gobernador interino y él como dirigente nacional del PRD.
Fue Jesús Ortega el conducto para sentarnos a desayunar en un modesto condominio donde éste vivía en el sur de Ciudad de México.
López Obrador me pidió que incorporara en mi plan de gobierno aspiraciones de la izquierda mexicana. Mi respuesta fue que sí y que además incorporaría a destacados militantes de ese partido a mi administración.
De esa forma me acompañaron Heriberto Noriega Cantú, como secretario de Desarrollo Social; Benjamín Sandoval Melo, en la Subsecretaría de Turismo; Aurelio Peñaloza (qepd) como subprocurador y Armando Chavarría (qepd), delegado del Instituto Nacional para Adultos, entre otros.
Si Ortega Martínez hubiera conservado la amistad que en esa ocasión pude percibir entre ambos, hoy ocuparía un lugar relevante al lado de AMLO.
Sin embargo, su ambición por mantener el poder los cegó y dieron al traste al propiciar la salida de los más valiosos integrantes del PRD. Se convirtieron en fieles aliados del gobierno priista. Presumían de su relación cercana con Miguel Ángel Osorio Chong o Luis Videgaray.
La llegada de Jesús Zambrano solo propiciará un mayor alejamiento entre las izquierdas.
Pero la 4T se acerca a partidos oportunistas, como el Verde. La política, la democracia, exigen congruencia… mucha congruencia.
La política es así.
