Política

Ricardo Anaya: lo que el viento (no) se llevó

Por Oscar Díaz Salazar

En el video que marca el regreso de Ricardo Anaya a la actividad política, luego de su ausencia de la vida pública, posterior a su derrota en la elección presidencial frente a López Obrador, destaca como escenografía o elemento decorativo un aerogenerador a escala, un abanico en miniatura, similar a los que sirven para producir energía eólica.

Tanto en la imagen como en su disertación, el excandidato del PAN, motejado en un debate por el actual presidente como Ricky Riquín Canallín, retoma el discurso de las energías limpias para ponderar su uso, para afirmar que es inminente el abandono de las energías fósiles y para condenar al presidente por seguir empleando hidrocarburos, que tenemos en abundancia en nuestro país, y la infraestructura existente, que mucho nos ha costado crear, básicamente termoeléctricas de combustoleo.

El discurso ecológico y futurista de Ricardo Anaya, y por imitación de muchos políticos panistas, es un discurso que no surge de la reflexión de nuestra realidad. En el mejor de los casos, lo tomaron de pensadores y grupos ambientalistas de naciones que pueden darse el lujo de despreciar la energía fósil, porque no tienen y la adquieren a precios elevados, o porque han logrado desarrollar fuentes alternativas.

Y en el peor de los casos, la retórica pro energías limpias, en los panistas, está motivada por la cooperación, estímulo, apoyo, financiamiento, moche, negocio, pago, gratificación o alianza que pueden obtener de los empresarios que invierten en estas energías.

Me llama mucho la atención que los panistas omitan la energía solar en sus discursos, arengas y “memes”, que producen y comparten, con la convicción de quien muestra el camino hacia un futuro luminoso, hacia la tierra prometida, a la que muy pronto llegaremos, tan pronto como les demos nuestros votos para que se puedan encaramar a la presidencia de la república.

A diferencia de la energía eólica que impulsan los panistas, en la que se requieren inversiones millonarias, y mucho mejor para ellos si es de origen extranjero, además de tecnologías sofisticadas, grandes extensiones de tierra y el uso de la red de distribución pública, en contraste la energía solar requiere inversiones moderadas, espacios mínimos, como la azotea de cualquier vivienda y tecnologías simples.

¿Por qué nunca hablan los panistas de la energía solar? ¿Por qué los gobiernos panistas, estales y municipales, no impulsan la energía solar? ¿Por qué no tienen programas de dotación y/o financiamiento para la adquisición de paneles solares? Porque no buscan beneficiar al individuo o a las familias. A pesar de que en sus documentos doctrinarios reconocen el lugar central del individuo o de la familia, por encima de la colectividad, en el caso que les menciono no aplica. Y no aplica porque ahí no hay forma de agenciarse rentas millonarias a costa del erario.

Reconozco la valía de las energías limpias. Entiendo la necesidad de cuidar a la naturaleza. Comprendo que la energía no renovable se va a acabar algún día. Pero todas las premisas anteriores, todos los argumentos mencionados, con ser ciertos y válidos, los utilizan los panistas para desacreditar el uso de lo que tenemos en este momento, de los recursos naturales que tenemos en abundancia en nuestro país, de la tecnología que tenemos en la actualidad, por cierto la misma que aún usan en los países del primer mundo.

Los panistas ponderan la energía del viento porque es políticamente correcto, porque así lo hacen en los países avanzados y porque se pueden hacer grandes negocios, sobre todo si se les garantiza a los inversionistas la compra de su energía a buen precio, por el tiempo suficiente para el retorno de la inversión, con dinero público, y encendiendo y apagando las plantas generadoras de la CFE conforme lo pidan los eólicos.

Termino con una pregunta para Ricky Riquín Canallín: si el sol sale para todos ¿Por qué nunca habla de la energía solar?

PD. Esta columna tiene plena vigencia para el caso local, basta con escribir Francisco Garcia Cabeza de Vaca, donde dice Ricardo Anaya, o sus apellidos o apodo.

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