La revancha del PRI dañado por Obedrecht
José Ángel Solorio Martínez
La pus que escurre de Obedrecht, salpicó a la militancia priista tamaulipeca. Y más, a quienes siguieron el proyecto del entonces candidato a gobernador de Tamaulipas, Baltasar Hinojosa Ochoa. Se le recordó, y oficializó, lo que sólo intuía, sospechaba: fue traicionada por la Nomenklatura del PRI y de su gobierno federal para concretar lo que llamaron reformas estructurales.
Ni más ni menos: puño de sal en la herida.
Hinojosa Ochoa se comió todita su hiel.
Apechugó el trancazo.
Con el resto de su apuesta, impulsó y promovió la candidatura de su siempre aliado Mario López en Matamoros donde con MORENA como coaligado logró recuperar el punto de la honra.
Balta, pudo racionalizar la derrota: se alegró con la Secretaría de Agricultura y así asimiló su maquiavélica remoción de un cargo que desde más de siete décadas le estuvo escriturado a su partido –o a los ancestros de su partido–.
Esa militancia, que ahora se sabe utilizada, manipulada, traicionada, ¿a dónde irá?
¿Se pondrá bajo la sombra de su victimario –el PAN–?
¿Formará un nuevo partido?
¿Se quedará a sabiendas que el tricolor lo vendió en canal como indefenso cabrito sacrificado?
Es muy probable que esos contingentes de humillados y agraviados priistas, vayan a la búsqueda de la revancha.
(En ese caso, tendría mayor fuerza ilustrativa: venganza).
Se desconoce, a ciencia cierta, qué camino tomará esa corriente política priista lastimada.
Lo que se puede afirmar, que es muy poco probable, que los priistas más combativos y congruentes, intenten protegerse bajo la sombra del PAN tamaulipeco.