El Gobernador indolente
El gobernador indolente
Por Oscar Díaz Salazar
La dispersión de la población de Tamaulipas en una decena de ciudades medias (de 43 municipios en total) le resulta muy conveniente al gobernador del estado para que no se note su ausencia, para disfrazar la indolencia con la que afronta sus obligaciones como gobernante.
Si no lo vemos en Reynosa, la que se supone es su ciudad, podemos pensar que anda muy ocupado en los otros conglomerados poblacionales, atendiendo los múltiples asuntos que por ley debe resolver.
Pero en momentos de crisis, en tiempos de grandes problemas, en épocas de peligros al acecho y perjuicios a granel, volteamos a ver lo que hace la autoridad, ya sea para que nos marque directrices, para buscar consuelo, para seguir las indicaciones del líder a quien confiamos el manejo de los asuntos públicos. Pero el gobernador Cabeza de Vaca no atiende, no resuelve, no aparece, no ayuda, no apoya, no consuela, no ha estado a la altura del reto que hoy enfrentamos los tamaulipecos casi a solas, sin acompañamiento gubernamental, sin un líder que ponga orden, mitigue las dolencias y resuelva las carencias.
En Reynosa no hay atención médica en los hospitales públicos…. Pero Cabeza de Vaca anda en la reunión de los gobernadores.
En Reynosa no se aplican pruebas para el coronavirus… Y el gobernador sigue muy ocupado gestionando el negocio de la energía eólica.
En Reynosa no hay oxígeno para usos médicos… Mientras Cabeza de Vaca insiste en que le permitan contratar una deuda millonaria.
En los hospitales públicos de Reynosa no hay suficiente personal … Pero el gobernador sigue ocupado exigiendo más dinero a la federación.
En las instituciones de salud pública y en el comercio privado (farmacias) hay desabasto de las medicinas para el tratamiento contra el coronavirus… Mientras el gobernador se ocupa de teñirse el pelo y cambiar su look.
Los trabajadores de los hospitales públicos no cuentan con los equipos y la protección necesaria para atender pacientes con Covid – 19… Y el gobernador se muestra preocupado por el apoyo a las empresas.
Los trabajadores de la maquiladora se exponen a contagios masivos, y a la misma muerte, en empresas que de acuerdo a un Decreto por la emergencia deberían estar cerradas, y el gobernador no sólo tolera que sigan operando, peor aún, persigue y encarcela a quien si defiende a los trabajadores.
Los contagios crecen. Los hospitales se saturan. Las medicinas escasean. Los bolsillos se vacían. Las carencias se multiplican. La desesperación cunde. La rabia surge. Las redes de solidaridad se manifiestan, pero con temor al contagio, guardando la distancia.
Hay luto en muchos hogares tamaulipecos, hay dolor, pena, tristeza, rabia, incertidumbre.
Y el gobernador se declara enfermo, INCAPACITADO…