El Fogón La caída del Guasón y sus efectos
José Ángel Solorio Martínez
La renuncia, se fraguó desde el mes de febrero. Llegaron a oídos del Secretario, los dichos de su subalterno:
“El Secretario se va de gobernador”, decía.
–Y yo me quedo en la Secretaría–agregaría.
Obvio: se enfrió una relación que se esperaba diera para más.
Ahí inició la pudrición de la amistad y la sociedad política entre el potosino, Esteban Moctezuma Barragán y el reynosense, Héctor Garza González (HGG).
La imprudencia del hoy funcionario de la SEP, es bastante conocida por sus paisanos. Es más: ya se esperaba ese colofón.
Garza González, no queda en el aire: se va a cargo similar a la Secretaría de Gobernación (SG). Con algunas diferencias: su nuevo cargo, no tiene la relevancia política de su vieja encomienda. Va a una Secretaría, diezmada y disminuida por la importancia –austera y mediana– que le ha dado el Presidente, Andrés Manuel López Obrador.
(Hay diferencia. En la SEP, HGG, tenía la responsabilidad de manejar el presupuesto súper millonario: 324 mil millones de pesos; en tanto, la SG administra 5 mil millones de pesos, ante la merma de casi un 90 por ciento en relación al 2019).
¿Qué significan esas cifras y esos escenarios?
1.- Garza González, cae en su proyección política-administrativa. Pasa de un cargo potente y relevante para la política de la IV T, a un área casi en liquidación.
2- El reynosense, pierde casi el 95 por ciento de su base social en Tamaulipas. Desde finales de 2019, había iniciado una intensa actividad para ampliar consensos en el estado, principalmente entre grupos magisteriales. Aprovechando su cargo, y su influencia, todo el aparato administrativo de la SEP en el rubro federal, por conveniencia más que por cualquier otra razón, se había sumado al proyecto del hoy removido servidor público.
3.- Se encapsula el proyecto por la gubernatura del reynosense. Es sabido, el recelo de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero por cualquier actividad política de sus subalternos. En otras palabras: se enfriarán –no se sabe hasta qué grado– las giras proselitistas de HGG.
4.- El ex funcionario de la SEP, achica sus posibilidades de ensanchar alianzas en la entidad. La nueva encomienda, lo alejará de sus coyunturales aliados tamaulipecos que se acercaron a él, por que presumía su cercanía con el Secretario de la SEP y con el Presidente, López Obrador.
5.- El debilitamiento del comité de financiamiento de HGG. Ya operaban algunos de sus amigos, en un discreto Comité para acopiar fondos para enfrentar los desafíos de una campaña a gobernador que esperaban muy intensa.
6.- Lo aleja de las posibilidades de llegar a la candidatura a la gubernatura. Si desde su cargo en la SEP, su presencia oscilaba entre el segundo y el primer lugar de los prospectos, ahora con este evidente traspiés, pasa a la cola de los aspirantes. Era de esperarse: 30 mil votos en su campaña a gobernador de hace cinco años, lo hacían ver como un precandidato frágil y enclenque.
En suma: su defenestración de la SEP, no lo saca de la pugna por la candidatura al gobierno de Tamaulipas; no. Sólo se la complica, todavía más, que aquella campaña en que lo desaparición del mapa tamaulipeco el actual gobernador.
7.- Se reacomodan las expectativas del resto de los precandidatos de MORENA. Sea la estatura que se le de, a Américo Villareal, Rodolfo González Valderrama, Adrián Oseguera Kernión y a José Ramón Gómez, se reposicionan en el paisaje sociopolítico regional.
8.- Algunos grupos políticos que se habían sumado a las propuestas del reynosense, es muy probable que con el pragmatismo proverbial de la clase política de la comarca, se alejen de la órbita de Garza González, para incrementar las filas de la cuarteta de referencia.
9.- Garza González, tendrá que nadar cuesta arriba. De hecho, regresa a la época –con algunas ventajas, sin duda– en que su paisano Oscar Luebbert Gutiérrez, lo corrió del Comité Directivo Estatal del PRI tamaulipeco en los años 90s.
¿Para qué más?..