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Chucho Nader: Historias de ambición e irresponsabilidad

Por Joseph Barroco

Nuevo Laredo, Tamaulipas. Cuando Jesús Nader tomó posesión como Delegado en Tamaulipas del Instituto Mexicano del Seguro Social el Primero de Mayo de 2008, lo hizo sin tener ninguna experiencia previa en la rama médica. Sus méritos se limitaban a su cercanía con Margarita Zavala, en ese entonces Primera Dama de la República. Era el sexenio Calderonista.

Tan pronto llegó desplegó un ejército de vendedores de su compañía Textil, Unitam, a fin de acomodar camisas y playeras con la logografía institucional y mediante bordados personalizados. Pero tan pronto se dio cuenta del tamaño del presupuesto que manejaba la institución su vocación cambió.

Apresurado por dar resultados con el centro del país, aceleró la construcción y la entrega-recepción de una obra que había dejado pendiente su antecesora, Guadalupe Emilia Martin Amaya. Se trataba de la Unidad de Medicina Familiar Número 76 de Nuevo Laredo.

La obra, plagada de irregularidades y vicios ocultos, fue terminada de manera vertiginosa e inaugurada con bombo y platillo en Junio de 2008. El delegado autorizó la recepción del edificio aún a sabiendas de que no fue revisado a conciencia por los representantes del Instituto.

Una bomba de tiempo

Al poco tiempo de la entrada en operación, la obra mostró signos de que algo no andaba bien estructuralmente. Trabajadores adscritos a la Unidad reportaban tronidos en las vigas de concreto y en los pilares de la construcción.

Los reportes fueron ignorados por las autoridades institucionales.

Para mediados de 2010, usuarios reportaron los primeros hundimientos y declives en la clínica. Las autoridades de la clínica iniciaron con protocolos de protección al personal y derechohabientes en caso de contingencia.

En 2011 las deficiencias en los edificios eran notorias, a las paredes se les desprendía el enjarre, el piso cerámico se encontraba con varias piezas levantadas y las puertas de emergencia no funcionaban debido a que el peso del edificio se apoyaba sobre las mismas.

En septiembre de 2011 se registraron tronidos más fuertes, que provocaron la evacuación de personal médico y pacientes, del área de consulta y del servicio de estomatología.

Ante el riesgo inminente, el director Juan de Dios Villegas Leyva ordenó a los trabajadores realizar sus actividades lo más cercano posible a alguna salida o puerta. Ya entonces se consideraba el edificio inseguro, por parte de las brigadas interna de Protección Civil, no así las autoridades municipales, quienes consideraban equivocado el diagnóstico interno.

El tiempo le dio la razón a los empleados del IMSS.

En 2014, la UMF 76 fue azotada por varios estruendo, mismos que cuartearon paredes y estructuras. En Octubre de 2014 el edificio de la Unidad Médica 76 fue clausurada, reubicando al edificio aledaño, la Unidad Médica Ambulatoria (UMA) los consultorios 5 al 10, Urgencias, Estomatología, Archivo, Rayos X, Laboratorio e incluso módulos de vacunación.

Protección Civil de Nuevo Laredo determinó clausurar el edificio.

Juan Ulises Ochoa Correa, titular de la dirección, comentó que el cierre se debe al daño ocasionado por el movimiento del subsuelo, lo cual pondría en peligro la integridad de quienes ahí laboran y reciben atención médica.

“Lo que se determinó fue el cierre total de la Unidad Médica Familiar 76, en virtud de que se presentaron fallas estructurales importantes. El mes pasado tomamos la decisión de cerrar una parte del edificio, pero al presentarse un reporte más, tomamos la decisión de cerrar por completo el lugar; es en beneficio de la ciudadanía y, sobre todo, cuidar la vida de cada uno de los que frecuentan este lugar”, explicó Ochoa Correa.

Aún así fue puesta a funcionar por el entonces Delegado Jesús Nader.

La Universidad Autónoma de Nuevo León hizo el análisis de suelo y determinó que la UMF requería de recimentación y rehabilitación..

Las reparaciones hasta el día de hoy superan los 60 millones de pesos.

Hasta el día de hoy sigue sin brindar servicios.

Dichas irregularidades se asentaron en la Auditoría a las cuentas 2009 y 2010 son parte del expediente por el que Jesús Nader fue inhabilitado

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