Análisis

Benditas malditas redes sociales

Héctor Aguilar Camin.

Algo muy negativo deben estar viendo en las redes sociales los estrategas de comunicación del gobierno, cuando el mismo Presidente sale a denunciar que hay en ellas una “infodemia” pagada.

Un súbito especialista oficial en el tema presentó una terrible historia de colusión de dinero y política en las redes. Quien siga a @leogarciamx podrá obtener referencias a estudios sustantivos sobre el tema.

Lo que vemos cada día los tuiteros de a pie son indicios de que hay en las redes una batalla campal entre pandillas gobiernistas y antigobiernistas.

Registro en mi cuenta más quejas cada día del bando gobiernista sobre los acosos, hackeos y campañas que sufren sus cuentas.

Hace mucho tiempo que recibo de tuiteros hoy oficialistas insultos y descalificaciones, generalmente de gente que no da su nombre y que acaba de entrar a las redes, al punto de tener a veces 0 seguidores.

Registro en mi propia cuenta un crecimiento del mismo tipo de insultos y descalificaciones antioficialistas y anti-AMLO.

Lo común a estos dos bandos es el insulto, la vulgaridad, la tontería y el ataque personal. También el humor torpe, los memes aviesos y la difusión de descabelladas propuestas y conspiraciones.

El hecho digno de reflexión es que ese nivel de polarización navajera solo existe en las redes sociales. Solo en ellas es visible este empate en el odio de las pandillas enemigas.

No veo esa polarización degradante en otros espacios públicos, ni en la prensa escrita, ni en la radio, ni en la televisión. Ahí hay extremos y diferencias, pero no la zafiedad que permiten el anonimato y la manipulación de identidades personales en las redes.

La voz del Presidente es un potente foco de polarización, pero paga el riesgo que asume, según yo, en una lógica democrática. No tiene oposición, pero tiene una prensa critica y una reacción cada vez menos crédula y más adversa de la ciudadanía.

El verdadero espacio salvaje de la polarización son las redes sociales, donde el oficialismo va perdiendo también la hegemonía que llegó a tener cuando era oposición.

Por eso, las benditas redes sociales libres de ayer empiezan a ser, en la voz del gobierno, las malditas redes sociales pagadas de hoy.

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