UNA EXPERIENCIA ATÍPICA
Guadalupe Escobedo Conde.
“El confinamiento nos está obligando a cambiar las costumbres, los roles y las reglas del funcionamiento del hogar, en entornos pacíficos y armoniosos esta sería una buena oportunidad para integrar dinámicas nuevas a las tareas del hogar, donde sean partícipes también los varones, padres e hijos, haciéndose cargo de responsabilidades cotidianas como abastecerse de comida”
En Boca de Todos Una experiencia atípica
Últimamente todo está siendo muy atípico, registramos días inéditos en todos sentidos, los rituales de la iglesia cambiaron, ya no más procesiones ni aglomeraciones en los templos, ahora les mandan vía Facebook la penitencia para el perdón; los gimnasios mandan a sus entrenadores a dar clases en línea, todo sea por mantener la línea y el ingreso que dejan los de cuerpo sano; los cumpleaños se celebran en grupos contactados a la vez en determinada aplicación y sin regalo; las compras van a la alza en los mercados del internet, aquí corremos el riesgo de vaciar la cuenta porque todo está a un click y llega pronto hasta la puerta de tu hogar.
Sin embargo, para abastecer la alacena de vivieres de vez en cuando hay que salir al super, que ya tampoco es igual, con el debido proceso de desinfección de los carritos, el spray o gel para los clientes y de ingreso de solo uno por familia, es toda una experiencia rara, apurada y con poca oportunidad para gastar de más.
De entrada sin los niños, se ahorra muchos en antojos, y por la sana distancia para no hacer contacto, ni visual, con nadie, la apurada compra culmina con lo estrictamente necesario.
Comentaba la colectiva Las Brujas del Mar que en esta cuarentena se ve más a los hombres que a las mujeres haciendo el super. Son ellos los que realizan las tareas esenciales que deben cubrirse de la economía familiar, el pago de servicios (aunque casi todos ya pueden hacerse en línea), el abastecimiento de la alacena, el alimento de las mascotas, la gasolina del coche y de pasada los antojos del varón en los supercitos que están a la vuelta de la esquina, para aplacar la sed.
Es raro verlos haciéndose cargo de algo donde no estaban acostumbrados, el patriarcado los había sacado de los asuntos domésticos, como hacer la compra y estar más tiempo en casa. Pienso que todos los hombres que vi hoy en el super no fueron muy convencidos de hacer el mandado, más bien es un tipo de entretenimiento para ellos, aprovechar para salirse de la casa, aunque sea para evadir un poco la cuarentena, es trampa.
El confinamiento nos está obligando a cambiar las costumbres, los roles y las reglas del funcionamiento del hogar, en entornos pacíficos y armoniosos esta sería una buena oportunidad para integrar dinámicas nuevas a las tareas del hogar, donde sean partícipes también los varones, padres e hijos, haciéndose cargo de responsabilidades cotidianas como abastecerse de comida.
La pandemia nos está obligando a nueva vida social, desde el primer núcleo el de casa, quizás sin proponérselo el arcaico método machista nos dé una tregua a las mujeres.
Expresó.press