Columnas

EL EJÉRCITO BLANCO, DESARMADO.

Francisco Cuéllar Cardona.


En la madrugada del 6 de febrero del 2020, murió el doctor Li Wenliang, primero en alertar a China y al mundo sobre la existencia del coronavirus. Desde el momento en que lo dijo, fue silenciado por el gobierno para no alarmar a la población. Paradógicamente murió contagiado por el virus mientras atendía pacientes enfermos del mismo mal en el hospital de Huhan, en China.
El 30 de diciembre del 2019, Li Wenliang mandó un mensaje a sus colegas en el que les explicaba la existencia del coronavirus y les recomendó usar ropa especial para evitar que no se contagiaran. Cuatro días después de la advertencia que le hizo a sus colegas, el doctor Wenliang fue visitado en el hospital por agentes de la policía y le advirtieron que no estuviera creando una psicosis de terror; no lo volvió hacer, porque murió 35 días después.
En esta guerra que se libra contra el Covid-19, los primeros que están en la línea de batalla es el personal médico. El primer contacto que tienen los pacientes, es con ellos: paramédicos, enfermeras, doctores y asistentes hospitalarios. En Italia están escandalizados porque han muerto 110 médicos que fueron contagiados; murieron en el cumplimiento de su deber.
El doctor Li Wenliang, es una víctima emblemática del Covid-19, y su deceso tiene connotación especial en el contexto de esta batalla sanitaria, en dónde México, los trabajadores de la medicina, son los que más expuestos ante el virus y el gobierno, irresponsablemente, los está dejando morir.
En México ya son 7 médicos y 6 enfermeras los que han fallecido, y existen más de 400 que han dado positivo a las pruebas. En el 95 por ciento de los hospitales públicos, preferentemente en el IMSS se están dando manifestaciones de protesta de médicos y enfermeras porque no tienen equipo necesario para hacer frente a la contingencia.
Aun no se entra a la etapa tres y los hospitales ya están colapsados porque no hay camas, ni respiradores, tampoco mascarillas, ni guantes para tratar a los pacientes contagiados. El ejército blanco ha sido enviado a este guerra, pero sin armas, y están cayendo en el campo de batalla.
Las clínicas del Seguro Social en todo el país, ya fueron rebasadas, pero los altos directivos dicen tener otros datos y aseguran que todo esta bajo control. Zoe Robledo, director general del IMSS, le ha mentido al Presidente López Obrador y este a su vez la ha creído que el personal está listo para enfrentar el pico de la pandemia.
Lo que se temía, sucedió: los hospitales están en crisis, pero lo peor es que el ejército de enfermeras y doctores no están capacitados para enfrentar el problema mayor que se avecina. Sin ejercito, y sin armas no se pueda ir una guerra, y menos aspirar a ganarla.
Todos los pronósticos de especialistas extranjeros, aseguran que México y Brasil por minimizar el problema y desatender las seguerencias, van a convertirse en el epicentro de la Covid-19, luego que Estados Unidos la supere.
Es una pena que los soldados de la medicina pública en México estén cayendo por culpa de la irresponsable conducta de sus generales que le han mentido al país en una de las peores crisis de salud en su historia.
Fuente: Expresó.press.

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