Agustín Jiménez
Conforme avanzan los días y el sentimiento de encierro se acrecienta, la polarización social y la tensión entre los individuos es cada vez más evidente. La demanda de resultados por parte de la ciudadanía a las autoridades se ha radicalizado y, aunque desde sus respectivas trincheras, los encargados del poder público han tratado de satisfacer la exigencia de sus representados, no lo han conseguido de forma plenamente satisfactoria.
Cada detalle, recuento o acción de parte de las figuras públicas en diferentes niveles de poder en las últimas horas, adornados con respuestas inconclusas o declaraciones contradictorias, han dado pie entre los millones de mexicanos, a crear una serie de interrogantes y especulaciones que, la mayoría de las veces, lo que llegan a generar entre los oyentes, es inconformidad.
Y aunque en este momento debiera imperar la solidaridad y el apoyo entre los miembros de la comunidad, las pasiones políticas y – nuevamente – el uso irresponsable de los medios sociales, han promovido la presión y la crítica destructiva a todos los implicados. Así, hemos visto insultos, ofensas y acusaciones sin fundamentos en muchos sentidos y en todas direcciones.
Por principio de cuentas, hoy surge una pregunta en torno a la adquisición de insumos sanitarios por el gobierno mexicano a la República China y no es precisamente por el precio por el que están siendo comprados, sino a la postura manifestada por el presidente López, quien aseguró que desde enero se están preparando para enfrentar la pandemia del COVID – 19 y, curiosamente, en esas mismas fechas, nosotros surtimos a los orientales de, por ejemplo, cubrebocas, para hacerle frente a la enfermedad que nacía en esas tierras, sin pensar en el desabasto que hasta hace días enfrentábamos.
Mientras que para los simpatizantes de AMLO es un acto de humanidad y de sanas relaciones internacionales, para sus detractores fue un acto de irresponsabilidad y desestimación a la gravedad de una enfermedad que, más temprano que tarde, nos tendría que alcanzar.
Y, en este mismo tenor, y ante la pregunta expresa de una reportera en la conferencia mañanera, el canciller Marcelo Ebrard, sostuvo que la decisión de la venta de material clínico y su posterior recompra, estuvo fundamentada en hacer prevalecer la confianza que debe inspirar este país para la inversión económica de otras naciones en la dinámica internacional. Tal vez muchos empresarios lo entenderán, pues a fin de cuentas es una cadena de inversión y de retorno, los demás ciudadanos, quizá nos quedemos con dudas.
Me llama la atención que, en esta polarización de declaraciones contradictorias, está ocurriendo una muy interesante entre el subsecretario de salud, Dr. Hugo López Gatell y los resultados del programa de monitoreo “Centinela” y el propio presidente López.
El miércoles, durante el anuncio de los 3181 mexicanos contagiados y las 171 defunciones, el facultativo que hace las funciones de vocero de la presidencia en el tema del COVID – 19 explicó que, desde el 2006 existe el programa de observación implementado y que, según resultados arrojados de manera algorítmica, a la semana trece de la enfermedad en México, hay una estimación de más de 26 mil casos no detectados por la autoridad.
Bajo el argumento de que “no se puede negar la existencia de aquello que no se ve” y con una perspectiva de deducción estadística fundamentada en una técnica de muestreo, el número arrojado no es nada alentador y más que tranquilizar al auditorio, el subsecretario de salud alarmó a la sociedad e, involuntariamente, nutrió el número de cuestionamientos en los opositores del régimen lopezobradorista.
Por tal motivo, al día siguiente – jueves – el ejecutivo federal, apoyado por el secretario de salud, Dr. Jorge Alcocer, insistió en que “…afortunadamente el número de enfermos en nuestro país – tres mil – es bajo ya que se actuó a tiempo y la presencia del virus en territorio nacional empezó después…” , lo que deja un “sabor de boca” de desestimación a las cifras mostradas con la técnica propuesta por López Gatell, la cual, curiosamente y como mero dato histórico, también implementó durante su ejercicio como director adjunto de epidemiología durante el mandato calderonista ante la llegada de la gripe aviar AH1-N1.
No obstante, muy acostumbrado a su estilo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, insistió en que existe una campaña de desinformación por parte de los medios de comunicación, a la que etiquetó de “enfermiza e irracional”, de buscar “solamente las podridas”, refiriéndose a las posturas mostradas por parte de algunas empresas informativas nacionales.
Y, como dice el viejo refrán, “en donde quiera se cuecen habas”, las críticas por parte de aquellos que no simpatizan con el panismo, también se abalanzaron sobre la figura del gobernador del estado, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien anunció en días pasados que, ante el nulo plan económico del presidente de México, decidió crear un fondo especial de 300 millones de pesos para otorgar créditos en territorio tamaulipeco.
Aunque no se ha especificado a ciencia cierta si esta cantidad se generó gracias a una readecuación de un recurso etiquetado a priori para otros efectos, sumado al sueldo de los altos funcionarios del gobierno local o si fue un prestamos solicitado a otras instancias nacionales o internacionales, incrementando así la deuda de Tamaulipas. Seguramente en el transcurso de la semana se brindará la información correspondiente que aclare la incertidumbre.
Lo cierto es que, mientras más nos acercamos a la fase tres de la pandemia, la inquietud aumenta y las acciones se politizan, por tanto, las críticas son más severas y la incertidumbre más alarmante tanto para el gobierno, como para la población, pues ante el inminente avance del virus sars- cov 2 y el número de pacientes que se incrementa con cada día que transcurre, no queda de otra más que lo que nos dijeron desde el principio: “Quédese en casa”.
Y hasta aquí pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.
ffuente: el sol de Tampico.