Columnas

Con Café y a Media Luz | El delicado estado de salud.

Por: Agustín Jiménez.

mañanera de ayer, con un desplome del precio del barril del petróleo como nunca antes se había observado y con un distanciamiento cada vez más evidente entre el sector empresarial de nuestro país y la figura del ejecutivo federal, el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, abrió la rueda de prensa, reconociendo que se sobreviene una crisis mundial que, indudablemente, nos afectará de manera severa y que será la honestidad del pueblo de México el factor determinante para sortear la compleja etapa que se avecina.

Sin embargo, la situación sanitaria en la que estamos inmersos desde hace casi mes y medio ha terminado por hacer más tangible un esquema de vida del mexicano común – como usted y yo, gentil amigo lector – detonado, entre otras cosas por la economía real y agravado por algunas instancias que hoy, ante la necesidad, hacen esfuerzos sobrehumanos por ponerse a la par de sus homólogos de otros países, en materia de calidad de sus respectivos servicios a la población.

Para poder comprender lo dicho en los párrafos anteriores, debemos traer a esta entrega las palabras que han repetido de manera constante las autoridades médicas ante el número creciente de decesos por causas asociadas al virus SARS – COV2: “La comorbilidad es el elemento que agrava la condición de los pacientes y los está llevando a terapia intensiva”. Esa comorbilidad está constituida por cuatro trastornos, principalmente: El sobrepeso, la obesidad mórbida, la hipertensión y la diabetes. Las cuatro dependen de los pésimos hábitos alimenticios de la población.

El sol de Tampico

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