Columnas

UN INFORME EN EL VACÍO

HÉCTOR GARCÉS

Discurso repetitivo, narrativa que giró sobre obsesiones y fobias que restan visión de campo para formular estrategias que afronten la crisis sanitaria y económica que representa la pandemia del coronavirus, el informe que ofreció ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador fue una oportunidad perdida más para convertirse en el líder que México -el país entero, no sólo la región sureste- necesita.
Cuando algunos analistas esperaban que el señor de Palacio Nacional iba a plantear un plan para rescatar la planta productiva, AMLO habló de las acciones y proyectos de su gobierno y, por supuesto, ponderó sus programas sociales. Nada nuevo.
Fue, como sucede en cada ‘mañanera’, más de lo mismo, pero con un escenario más que significativo, elocuentemente simbólico: sin público, sin prensa, sin invitados especiales, sin gabinete, sin asesores. El retrato fiel de la soledad presidencial.
Como si fuera un espejo de lo que sucede en la actualidad, el presidente de la república se encontraba solo en el patio de Palacio Nacional. Un informe en el vacío. Pésimo mensaje político.
Lo más relevante del ‘Quinto Informe’ lopezobradorista fue una medida administrativa: eliminó el pago de aguinaldos a los altos funcionarios de su gobierno, desde subdirectores hasta el presidente. Ninguno tendrá derecho a esa prestación. Además, como ya lo había anunciado, recortará el sueldo a su gabinete.
También reducirá el gasto en publicidad y disminuirá el recurso que se destina a viáticos. Por otra parte, se intensificará, destacó, la enajenación de bienes del crimen organizado. Al respecto, una pregunta: ¿Decomisará y subastará propiedades de la madre y la familia de ‘El Chapo’ Guzmán?
Aunque no precisó la cantidad que significarán esos ahorros en el contexto de la austeridad republicana, serán insuficientes para enfrentar la crisis económica y sanitaria que ya desató la pandemia del Covid-19 y que, de acuerdo con el pronóstico de la Secretaría de Salud, se prolongará, por lo menos, hasta septiembre.
Hubo algo más que llamó la atención, sobre lo cual no abundó, pero que reveló que en esta semana se dará a conocer con detalle: un proyecto para estimular el sector energético con inversiones que ascenderían a los 339 mil millones de pesos. ¿Será que, pese a la conocida negativa del presidente, ahora sí se permitirá la participación privada en materia petrolera y eléctrica? Ojalá.
Eso fue todo. No hubo más. En los 50 minutos que duró su informe -el más corto hasta el momento de los que ha ofrecido-, repitió lo que ya conocemos: continuará con las obras con las que pretende que la Cuarta Transformación se inmortalice.
A pesar de tener todas las características de convertirse en auténticos ‘Elefantes Blancos’, la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya seguirán en construcción. Son su obsesión. Son sus juguetes. Nada lo hará cambiar de opinión. Ni siquiera el duro impacto que tendrá el coronavirus en la economía nacional y mundial.
Negado a ver la realidad, tampoco escucha pronósticos sobre el hundimiento de la actividad económica mexicana en 2020: el Producto Interno Bruto (PIB) del país podría caer entre un 6 y un 10 por ciento. Sería una caída descomunal, terrible.
Un desplome de ese tamaño en la economía no se soluciona con programas sociales que van orientados a ciertos sectores. Lo que se necesita es un plan más amplio, que estimule los distintos sectores de la planta productiva, que tienda la mano a la clase media.
La respuesta de los mercados financieros al ‘Quinto Informe’ del presidente Andrés Manuel López Obrador fue clara y contundente: el peso se devaluó aún más. Al concluir el discurso en Palacio Nacional, el dólar se cotizó en 25.31 pesos.
Sin un discurso que oriente sobre cómo el gobierno federal afrontará los múltiples problemas económicos que se vienen encima, el presidente tampoco esbozó una estrategia para enfrentar la epidemia del Covid-19 que carcome el austero y debilitado sistema de salud del país.
Eso sí, anunció que el Ejército y la Marina recibirán 5 mil millones de pesos para hacer frente a la pandemia del coronavirus. De paso, felicitó a los ingenieros militares. Está claro que el presidente quiere agradar en todo momento a las Fuerzas Armadas.
Por supuesto, AMLO nunca mandó unas palabras de apoyo y ánimo a los médicos, enfermeras y a todo el personal de los hospitales de México que, como verdaderos soldados, afrontan en primera línea de batalla a la enfermedad que ha trastocado la vida diaria del planeta. Ellos no existen en el discurso presidencial.
Lástima: Andrés Manuel López Obrador vuelve a perder una oportunidad de convertirse en el líder que México necesita para enfrentar las horas más oscuras. Obstinado, se niega a ver la realidad. Obsesionado, libra batallas con los fantasmas del neoliberalismo. Cegado por la historia del siglo 19, no sabe lidiar con los peligros biológicos y económicos del siglo 21. Lo peor: AMLO juega con fuego.

ALTAMIRA MODERNIZA VIALIDADES
Con una inversión de 10 millones 780 mil pesos, Alma Laura Amparán, alcaldesa de Altamira, inauguró la pavimentación a base de concreto hidráulico de la Avenida Martín Martínez en la colonia Enrique Cárdenas González, en la zona norte del municipio.
Esta obra vial beneficiará a más de 8 mil personas y conectará varias colonias, entre ellas, López Mateos, Ampliación López Mateos, Ramiro Peña, Las Blancas, El Pedregal y, por supuesto, Cárdenas González, así como los fraccionamientos Valle Real, Villas del Sol y Jardín Real.
La gestión de Alma Laura Amparán en Altamira se ha caracterizado, entre otras cosas, por el mejoramiento de la infraestructura vial urbana, determinante para el crecimiento económico de la ciudad.

Fuente: Expreso.press

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